miércoles, 25 de abril de 2012

CARTA ABIERTA A LA PRESIDENTA CRISTINA KIRCHNER


CARTA A CRISTINA KIRCHNER POR YPF
Por María Eugenia Estessoro

Estimada Presidenta, querida Cristina:
Me dirijo a usted con profundo dolor porque la verdad de los hechos me impide acompañar una iniciativa importante, estratégica para el país, como es la recuperación de YPF para los argentinos. Una causa por la que vengo abogando, casi en soledad, desde hace 13 años.
Quiero agradecerle, en primer lugar, el haber elogiado públicamente la gestión de mi padre en YPF, reconociendo frente al Congreso Nacional que en esos años la compañía alcanzó niveles récord de producción y exploración. Cuando mi padre murió en el año 1995, YPF se había transformado en una multinacional argentina, de capital mixto, controlada por el Estado nacional, con yacimientos en Brasil, Bolivia, Perú, Ecuador, Estados Unidos, Rusia e Indonesia. Era la petrolera número 11 del ranking mundial. Mi padre entendía que, de cara al siglo XXI, la Argentina necesitaba una YPF con una visión global, que liderara en nuestra región.
Lamentablemente, ese sueño murió cuando el avión en que viajaba se estrelló en Ecuador. Poco después, en 1999, el presidente Menem vendió las acciones del Estado y el control de YPF a la española Repsol por un puñado de pesos. En ese momento, como hoy, gran parte de la dirigencia política, los medios y la ciudadanía también aplaudió. Debo señalar que su marido, el ex presidente Néstor Kirchner, acompañó enérgicamente esta decisión: en lugar de defender nuestra soberanía energética vendió a Repsol el 4,3% de las acciones de YPF que tenía la provincia de Santa Cruz. En una entrevista que me hizo el diario Página 12 el 16 de mayo de 1999, dije que ése era "el último gran acto de corrupción de la gestión menemista".
Hoy quiero expresarles a usted y a mis compatriotas, con todo respeto y gran pesar, que no podemos subsanar ese grave ilícito, ese grave error, con otro acto de corrupción. Aprobar el proyecto de expropiación de YPF que mañana tratará el Senado sin antes revisar minuciosamente lo actuado por funcionarios de su propio gobierno implicaría convalidar y encubrir sus responsabilidades políticas, administrativas y probablemente penales en la pérdida del autoabastecimiento energético nacional y el vaciamiento de YPF.
En 2003 el ex presidente Kirchner recibió una Argentina autosuficiente y "soberana" en materia petrolera. Pero una política energética equivocada, llevada adelante por el ministro Julio De Vido y el secretario de Energía, Daniel Cameron, hizo que dilapidáramos en ocho años el autoabastecimiento nacional que supimos conseguir y consolidar en ¡ocho décadas! Es verdad, el consumo aumentó al ritmo de la recuperación económica, pero la producción nacional colapsó y su gobierno fomentó la importación.
Culpar a la gestión de Repsol en YPF por la mayor crisis petrolera de toda nuestra historia es una simplificación tramposa: YPF representa sólo el 30% de la producción de gas y petróleo del país; y además, de las 14 empresas que lideran la producción del país, nueve (entre ellas, Petrobras, Total, Chevron, Enap, Tecpetrol) tuvieron pérdidas superiores o comparables a las de YPF.
La pérdida del autoabastecimiento es el resultado directo de la gestión de sus funcionarios. Esto se expresa claramente en una carta enviada por Daniel Cameron a ocho ex secretarios de Energía, que le escribieron preocupados por la caída constante de nuestras reservas y producción. Cameron respondió el 11 de junio de 2011: "Una primera conclusión es que el autoabastecimiento es importante, genera seguridad, pero no es determinante ni extremadamente riesgosa la dependencia que inevitablemente tienen aquellos países que no lo disponen entre sus recursos naturales o si lo disponen no cubren la totalidad de sus necesidades".
¿Cómo se sorprende que perdiéramos el autoabastecimiento y que el año pasado las importaciones escalaran a 10.000 millones de dólares si el secretario Cameron nunca creyó que era riesgoso o importante?
¿Por qué no le ha pedido la renuncia todavía? ¿Por qué ha premiado a De Vido, su superior directo, con la intervención de YPF, si pesan sobre sus espaldas la tragedia de Once, la crisis de los ferrocarriles, los escándalos del área de transporte y el colapso energético, que no es sólo petrolero? ¿Sabe que involucra también la generación de electricidad?
Me alegra que haya decidido, por fin, sancionar a los responsables del vaciamiento de YPF. Pero ¿por qué expropia al grupo Repsol y exime a los Eskenazi, siendo que el retiro de utilidades extraordinario -255%, en 2008, y 140%, en 2009- se produjo para que la familia Eskenazi pudiera pagar la compra del 25% de las acciones con las ganancias de la propia compañía? Además, es Sebastián Eskenazi quien manejó la compañía en estos años. El acuerdo societario firmado entre Repsol y Eskenazi en febrero de 2008 y los balances de la compañía que dan cuenta del vaciamiento fueron aprobados y llevan la firma del director del Estado en YPF, Santiago Carnero, actual miembro del directorio del Banco Central (¡qué peligro!), y de la síndica del Estado en YPF, Silvana Rosa Lagrosa, actual miembro de la Sigen (¡otro peligro!). ¿Cómo no los ha separado de sus cargos y puesto a disposición de la Justicia si han incumplido sus obligaciones como funcionarios públicos?
Estimada Presidenta, realmente estaríamos dando vuelta la página de un capítulo muy oscuro de nuestra historia petrolera si los responsables políticos, administrativos y empresariales fueran sancionados e investigados todos por igual. Por otra parte, la Argentina necesita una YPF argentina y una política energética nacional, sustentable y de largo plazo. Pero nadie nos ha presentado ni un plan estratégico para el país ni un plan para la nueva empresa. Se nos pide que votemos a libro cerrado y con los ojos vendados. Yo creo en rol del Estado, pero en un Estado serio, transparente, ejemplar, que se sujeta a la ley, que controla y se deja controlar, y que cuando se equivoca y comete errores, no ataca a unos para encubrir a otros.
Por todo lo expuesto y de todo corazón, lamento profundamente no poder acompañar el proyecto oficial que tratará el Senado en el día de hoy. Respetuosamente...

lunes, 23 de abril de 2012

SINCERICIDIO Y SUICIDIO COLECTIVO


Versión ampliada de la columna publicada en el diario El Tribuno,
de Salta,el jueves 19 de abril de 2012


                  “Quiero que quede bien claro, es la primera vez en 17 años que la República Argentina tiene que importar gas y petróleo y que esto nos significa un pasivo hidrocarburífero, por primera vez en la historia, de más de 3.000 millones de dólares”.

Estas palabras pronunciadas por Cristina Fernández al anunciar hace 72 hs, la expropiación parcial de YPF, además de autoincriminatorias, describieron un desesperanzado escenario que, sin embargo, venía siendo anunciado desde mucho tiempo atrás. Hace ya más de un lustro,  en tiempos que gobernaba Néstor Kirchner y la situación no era aún tan grave, se formularon desde distintos sectores advertencias nunca escuchadas por el gobierno, que conjeturaron la posibilidad de un futuro energético difícil,  al cual la Presidenta ha otorgado ahora un estado de certeza.
Cuando el costo del barril trepó de 25 dólares en 2002 hasta el récord de 140 dólares en julio de 2008, la preocupación llevó a un grupo de ex secretarios de energía de la Nación –con cepas de distinto origen partidario, diversidad que no les impidió ni el diálogo ni el consenso-  a trabajar sobre la producción energética nacional y al cabo de casi un año se concretó en un documento, Propuesta de una Política de Estado para el Sector Energético Argentino”, que se hizo público el 11 de marzo del 2009. En su inicio expresaba:  “El sector energético afronta serios problemas estructurales sin soluciones a la vista; para resolverlos se debe formular una política de estado a largo plazo; Argentina tiene un presente decadente en materia productiva y un futuro incierto”. Entre las causas del atraso productivo los autores señalaron distorsiones, una de las cuales vale como síntesis: “No hay planificación energética de largo plazo”.
Eso afirmaron en 2009 Jorge Lapeña, Alieto Guadagni, Roberto Echarte, Raúl Olocco, Julio César Aráoz, Daniel Montamat, Enrique Devoto y Emilio Apud, quienes ejercieron la conducción de la Secretaría de Energía en alguno de los gobiernos que estuvieron entre 1986 a 2003. “Tenemos un sector energético en declinación productiva persistente, esa declinación productiva no es ni accidental ni obedece a una situación de coyuntura que pueda superarse con el mero transcurso del tiempo, por el contrario se trata de la manifestación de un problema estructural que abarca cinco aspectos: políticos; institucionales; legales; técnicos y tarifarios” afirmaron. Junto a la descripción propusieron también las medidas y acciones necesarias para alcanzar el inicio de las soluciones. Hay que recordar que, además, los ocho ex-secretarios en 2010 enviaron una carta al actual Secretario de Energía pidiendo información sobre las importaciones de fuel oil desde Venezuela, que se compraba más caro que el que exportaba para esa misma época el país, un sinsentido que llevó adelante la petrolera estatal argentina ENARSA, fundada por Néstor Kirchner en 2004.
Ahora la  Presidenta ha descubierto que el país ya no tiene recursos para la importación de combustible, circunstancia que se produce por la falta de políticas energéticas imputables a su administración y a la de su marido. Al describir los hechos como lo hizo,  aceptó su responsabilidad política -aunque sín realizar autocrítica ningua-  novedad impensada porque siempre estuvo fuera del manual del kirchnerismo. En lugar de echarle la culpa a las administraciones anteriores –2003 hacia atrás- como lo ha hecho regularmente, el accidente del Ferrocarril Sarmiento es el ejemplo más reciente,  aceptó que una de las causas del actual escenario en abastecimiento de hidrocarburos ha sido un insuficiente control estatal y aceptó el vaciamiento de la empresa con todo lo que ello implica. Porque si se hubiese cumplido a rajatabla el art. 1º de la ley que creó ENARSA S.A. el presente energético argentino debía ser hoy otro muy distinto.
Por las consecuencias, podría afirmarse que el reconocimiento formulado por la presidenta Cristina Fernández es lo más parecido a un sincericidio político, novedad inaugurada en el país poco tiempo antes por el actual vicepresidente, en una conferencia de prensa, que además provocó que fuera denunciado en sede penal. El Viceministro de Economía Axel Kicillof lo acometió durante dos horas, en grado de tentativa, cuando concurrió al Senado el pasado martes.
Estos sinceramientos de la más alta dirigencia política  argentina han resultado  casi simultáneos con las reflexiones del Nobel  Paul Krugman, publicadas al finalizar la semana anterior por el diario The New York Times, bajo el título “Europe’s Economic Suicide” en las que señala con relación a la crisis economica europea“la aparente decisión de los líderes europeos de acometer un suicidio económico colectivo” porque en lugar de repensar con mayor amplitud las políticas que originaron la situación actual, no lo hicieron y en lugar de eso “insisten en sus políticas e ideas  fracasadas, siendo cada vez más difícil pensar que cambiarán de rumbo”.  En el caso argentino el suicidio político de la dirigencia está llevando al enfrentamiento comercial, y posiblemente judicial, con demasiados estados extranjeros. Para la Argentina es casi, casi,  un suicidio económico colectivo.


-Si desea enviar esta nota a otra persona, haga click sobre el icono con la letra M que se
  encuentra a la izquierda de la barra de opciones, ubicada justo debajo de estas líneas.
-Salvo indicación en contrario, la producción de las ilustraciones es del autor.
-Permitida la reproducción de esta columna indicando la fuente.

viernes, 20 de abril de 2012

Para periodistas: UNA CRITICA DEL PERIODISMO (y de los lectores y comentaristas de Internet)



Por Maximiliano Tomas  (Publicado en su blog TomasHotel y en LaNación.com) Reflexiones sobre el siglo pasado (¿1985?)  y el tiempo actual, la responsabilidad de los medios y la de los lectores en su nuevo rol del comentaristas de la información, y la función –o disfunción- del anonimato en los comentarios. Reflexiones que tienen mucha tela para cortar. (A.J.F)
 -o-o-o-o-o-
UNA CRITICA DEL PERIODISMO (y de los lectores y comentaristas de Internet)

Va a sonar como si lo que cuento perteneciera a la prehistoria, pero la verdad es que no pasó hace tanto tiempo. Los que comenzamos a ejercer el periodismo a mediados de la década del 90 no habíamos siquiera escuchado hablar de Internet. Tampoco de la telefonía celular. Para eso faltaba al menos un par de años. Usábamos el teléfono fijo para concertar y realizar entrevistas (y la guía de teléfonos para ubicar a los entrevistados), aunque la mayor parte de las veces las hacíamos en persona. Utilizábamos grabador y cassettes. Desgrabábamos casi todo, perdíamos mucho tiempo en eso, pero no veíamos alternativa. Cada vez que teníamos que chequear un apellido, una fecha o recordar una efeméride usábamos el diccionario, la enciclopedia, íbamos a una biblioteca o preguntábamos a nuestros compañeros de redacción: a veces había por ahí uno de esos viejos periodistas de memoria imbatible o cultura renacentista. Cuando necesitábamos citar una fuente, o cotejar una información, o ponerle background o color a una historia, teníamos que bajar o subir de piso hasta un espacio que aún existe y pocos usan y se llama Archivo. Ahí nos daban unos sobres de papel madera, rotulados con el nombre de nuestro personaje y lleno de recortes en papel de notas viejas: de allí sacábamos la información necesaria. Algunos afortunados, además, teníamos jefes que amaban la profesión como nosotros, tipos a los que les gustaba formar nuevos periodistas, que no nos dejaban pasar una y a veces nos mandaban a reescribir las notas enteras, cuando no las destrozaban; pero cada vez que metían mano en nuestros textos lo único que hacían eran mejorarlos.

Supongo que para los fotógrafos y reporteros gráficos habrá habido, en estos quince o veinte años, cambios similares: hasta no hace mucho en todas las empresas periodísticas existían laboratorios donde se revelaban, todos los días, las imágenes que iban a usarse para ilustrar las notas. Hasta que sus rollos no eran revelados, los reporteros no sabían si tenían la foto que habían ido a buscar para acompañar la tapa o abrir una nota. En fin, que el periodismo debe ser una de las profesiones que más cambió con el desarrollo de la fotografía digital, Internet, la telefonía celular y las nuevas teconologías, porque nuestra única materia prima siempre fue la información. Y sin embargo el oficio ha sufrido una crisis de estimación y valoración, los lectores son cada vez más escépticos, y la calidad de las redacciones (a pesar de la proliferación de las carreras de periodismo) no necesariamente es superior. No creo en edades doradas, no añoro épocas pasadas, prefiero trabajar como hoy que como hace dos décadas, pero es probable que el periodismo escrito que se hace en la actualidad sea peor que el que se hacía antes. Y que aún con la gratuidad y la ubicuidad de las fuentes de información disponibles, tampoco los lectores hayan hecho un gran salto de calidad, como se pretende. ¿Por qué?
El listado de razones debe ser, por lo menos, largo y variado. La durabilidad de las noticias es cada vez menor, lo que obliga a escribir más rápido, más corto, de manera menos reflexiva y analítica. La multiplicación de las plataformas de publicación web hizo que el acto de escribir sea accesible para todos, generando una confusión: escribir bien parece fácil pero no lo es. Y, además, hacer periodismo no es sólo escribir (ése es el último paso), sino investigar, reflexionar, entrevistar, jerarquizar la información, contextualizar, editar, corregir y recién después publicar. Por otra parte, el del periodismo suele ser un oficio mal pago (y esa tendencia se profundizó en los últimos años; si de casualidad advierte que en los últimos días hay medios impresos cuyas notas salen sin firma, se trata de un reclamo de los trabajadores de prensa por negociaciones paritarias, algo que no sucede hace mucho tiempo), que demanda por eso una dosis extra de voluntad, además de pasión, paciencia e inteligencia. Creer que se puede hacer sin todos esos elementos es un error. El mismo error que se comete cuando alguien decide hacerse periodista por narcisismo, o por ansias de figuración, o para hacerse amigo de los poderosos o conocido de los personajes célebres o mediáticos.
Después, claro, están los vicios del ejercicio cotidiano de la profesión. Los que trajeron las nuevas tecnologías (hoy lo común es resolver los artículos desde un escritorio, sin pisar la calle durante días o semanas) y los otros. ¿Cuáles? La falta de información de primera mano, los sobreentendidos y el excesivo uso de potenciales en la sección Política. La atención brindada a la superficialidad, el apego a lo que pasa en la televisión e incluso la publicidad encubierta en Espectáculos. La endogamia y el discurso del aguante y la tribuna llevado al papel en Deportes. El optimismo desbordado, la celebración de cualquier obra banal, feria o evento sin interés como si fuera algo imperdible en Cultura. La opinología elevada a la categoría de ciencia en las secciones de Opinión. Y así.
¿Y qué pasa con los lectores, sobre todo en Internet? ¿Qué pasa con ese magma intratable de insultos, prejuicios y odios que recibe el nombre genérico de Comentarios y que pasó a ser algo así como el people meter de las noticias en Internet, el rating por el que se mide el éxito de un artículo? Supongamos que el periodismo ciudadano existe, y que no se trata de una nueva etiqueta del marketing informativo, aunque creamos secretamente que tomar una foto con un teléfono en la calle y mandarla a una redacción está lejos de convertir a alguien en periodista. ¿Qué hacer con las personas que están del otro lado del papel, de la pantalla, con los lectores y con los consumidores? ¿Cómo satisfacerlos y darles participación sin dejar que virtudes esenciales de Internet como la anarquía, la hibridez y la libre circulación de contenidos acaben por destrozar toda opinión y credibilidad? Un nuevo pero viejo debate: ¿qué hacer con los comentarios que acompañan las notas?
Hay quienes creen que deben publicarse tal cual llegan, otros que hay que moderarlos, y otros que debieran estar habilitados para unas pocas secciones. Hay quien propuso arancelarlos. Quien reclama que, para comentar, los usuarios deban registrarse con datos verdaderos y verificables. ¿Y por qué no un sistema mixto, que incluya estímulos o premios para las mejores intervenciones (una suscripción, tal vez), aquellas que suman datos o una mirada interesante a los artículos publicados por los medios? Porque si hay algo que se hace cada vez más evidente es que el sistema actual, que funciona como una máquina de generar insultos y difamaciones a periodistas y otros foristas dista de ser perfecto.
Un amigo columnista de otro medio me contó hace poco que logró que cerraran los comentarios para sus artículos. Cuande le pregunté por qué, me respondió: "Porque los comentaristas son el fascismo con máscara de libertad de opinión. Qualunquismo de la peor especie, doxa, sentido común reaccionario de izquierda o derecha, el infierno de o que, en la vida real, evitamos cuidadosamente". El neologismo Troll se acuñó hace ya un buen tiempo para referirse al abuso de este tipo de intervenciones, que casi siempre se hacen desde el anonimato.
Que quede claro: no digo que el de la injuria no pueda ser un arte, si se lo ejercita con inteligencia y estilo. La historia (y no sólo la argentina) es pródiga en ataques y libelos de punzante animosidad que artistas, pensadores y políticos lanzaron contra sus adversarios. Pero el insulto desnudo, la malicia gratuita, el rencor vacuo para rebatir argumentos está más cerca del arrebato infantil o la debilidad mental que de cualquier otra cosa. Más aún si se hace desde la libertad mal entendida que ofrece el anonimato, que permite violentar una opinión o una idea sin la mínima posibilidad de sufrir consecuencias. No tan en el fondo, los comentaristas de la era de Internet se están perdiendo, junto a los periodistas profesionales, la gran oportunidad de hacer un periodismo mejor.
Uno que reciba una fiscalización constante del lector, claro, pero también el aporte de sus conocimientos, sus reflexiones, sus ideas. Porque lo que se escribe debajo de cualquier artículo puede no tener que tener obligadamente destino de papelera de reciclaje: podría convertirse en una extensión de la misma nota, agregando datos, confrontando ideas, marcando errores. Intuyo que esa fue la idea original con que se creó y habilitó ese tipo de espacios (con la dignidad y la belleza que arrastraba una palabra como "foro" ), que nosotros, imperfectos como somos, nos encargamos una vez más de arruinar....

viernes, 13 de abril de 2012

EL AFFAIRE CICCONE-BOUDOU, UN DESPROPÓSITO EN CONTINUO CRECIMIENTO




            “¿Por qué motivo Sociedad del Estado Casa de Moneda no realiza el trabajo de imprimir billetes, elemento esencial de su objeto societario?”
“¿Existió una recomendación de Sociedad del Estado Casa de Moneda al Banco Central de la Republica Argentina para la contratación de Compañía de Valores Sudamericana S.A. (ex Ciccone Calcográfica S.A)?”
             “¿Se completó alguna licitación o compulsa de precios antes de contratar a Compañía de Valores Sudamericana S.A. (ex. Ciccone Calcografica S.A.)?”
Estas y otras preguntas formuladas por diputados nacionales a principios del mes de marzo, están en el Expediente Nº 0 221-D-2012 iniciado por los legisladores para solicitar a la Sociedad del Estado Casa de la Moneda un completo informe sobre la contratación que habría realizado con la Empresa Compañía de Valores Sudamericana S.A. para imprimir billetes argentinos de curso legal y que le permitiera despejar las muchas dudas existentes. Los firmantes del proyecto, al igual que la mayoría de los argentinos, no conocían hasta hace muy poco tiempo la cantidad de hechos vinculados con esa contratación ni el aura equívoca que rodea a varios de los actores involucrados en el complejo desarrollo de una trama aún inconclusa. El desacostumbrado y veloz trámite de destitución de Martín Redrado y su reemplazo por Mercedes Marcó del Pont en la presidencia del Banco Central; el empecinamiento para que los billetes continuasen emitiéndose sin modificar sus actuales valores, en contra de la opinión generalizada que señala como necesario poner en circulación billetes de 200 y 500 pesos; los proyectos para emitir  billetes de mayor denominación presentados por el Senador Reutemann o por el del diputado Prat Gay  -ex presidente del Bco Central –  en 2011  o los de otros legisladores como Pablo Verani, Federico Pinedo o Gerardo Milman en el 2010, que de haber prosperado alguno el desmadre nunca hubiera alcanzado a la Casa de la Moneda.
Pero Amado Boudou, entonces ministro de Economía había designado a la presidenta de esa Sociedad del Estado, Katya Daura, ex gerenta de prestaciones de la ANSES, en febrero del 2011 en plena crisis de los billetes, y era de toda su confianza. De toda confianza del entonces ministro de Economía era el titular de la AFIP, Ricardo Echegaray, marplatense y amigo de Boudou desde la época en que ambos eran dirigentes de la UPAU (Ucede) en la Universidad Nacional de  Mar del Plata, Echegaray se interesó personalmente en la quiebra de Ciccone Calcografica SA y se entrevistó con el Juez  de la causa,  ese episodio –y el significativo párrafo que el juez insertó en la resolución al adjetivar como “llamativa” el comportamiento de la AFIP en esa causa judicial recién han salido a la superficie ahora.
Los diputados que solicitaron se pidiera informes expresaron en los considerandos que “El caso de la contratación de la Firma Compañía de Valores Sudamericana S.A. ( ex Ciccone Calcografica S.A.) para la impresión de billetes , ha empañado la operatoria del Banco Central de la Republica Argentina, llegando, en apariencia, a provocar la renuncia de quien fuera su Gerente General, Benigno Vélez.” Vélez es amigo de Amado Boudou desde su época de estudiante y fue quien lo llevó en 1998 a la ANSES. Estos hechos eran poco o nada conocidos en el inicio del 2011, cuando se firmó el convenio  para imprimir en Brasil billetes argentinos entre  Katya Daura y Luiz Felipe Denucci Martins, titular de la Casa da Moneda do Brasil. Tampoco se sabía que éste último sería exonerado de su cargo por la presidenta Dilma Rousseff, por severas sospechas de corrupción.
            Un año atrás esta columna calificó como “un desatino” encargar la emisión de trece mil millones de pesos al estado brasileño, opinando que  por ser una expresión de soberanía su confección no debía ponerse en manos de un estado extranjero. (“La Moneda, Una Forma de Soberanía”, 15/1/11). Los hechos que ahora se están conociendo exceden aquella calificación, tanto que su gravedad y su número han motivado que hoy el vicepresidente de la Nación Amado Boudou esté siendo investigado por el juez federal Daniel Rafecas y el fiscal Carlos Rívolo, por una presunta actuación irregular cuando ejerció el cargo de ministro de Economía.
Pero el gobierno continua empecinado en lo que ahora merecería adjetivarse como capricho: no emitir billetes de mayor valor y elegir para su impresión a la empresa sospechada de corrupta. El pasado jueves 29 de marzo el directorio del Banco Central resolvió contratar –no la menciona de manera directa sino elípticamente-  a la Compañía de Valores Sudamericana (CVS), la continuadora de Ciccone,  la impresión de una parte de 1.200 millones de billetes de 5, 50 y 100 pesos.  Un conclusión más grave sería considerar que no se trata de un simple capricho, sino de la férrea determinación de seguir avante con la ejecución de un plan complejo, puesto en marcha hace ya tiempo. 

Armando J. Frezze

-Esta columna con otro título y algo más breve fue publicada en el diario El Tribuno de Salta el jueves 5/4/12
-Si desea enviar esta nota a otra persona, haga click sobre el icono con la letra M que se
  encuentra a la izquierda de la barra de opciones, ubicada justo debajo de estas líneas.
-Salvo indicación en contrario, la producción de las ilustraciones es del autor.
-Permitida la reproducción de esta columna indicando la fuente.






martes, 3 de abril de 2012

NEGOCIOS, NEGOCIOS Y SÓLO NEGOCIOS

                       Esta nota, publicada en la edición digital de La Voz del Interior en fecha 3/4/12 contiene muchas reflexiones en las que su autor, Luis Juez, parece inspirado en la Cdad. de Salta y sus ordenanzas de excepción tanto como los decretos del Departamento Ejecutivo, ambos borran con el codo lo que escriben con la mano. Un ejemplo: la Ordenanza  Nº 14033 que iguala lo desigual: ¿Que tendrán en común un Hospital público enderezado a satisfacer el bien común, cumpliendo una garantía constitucional; con una Sociedad Anónima cuyo objeto social es el lucro y la repartición de ganancias. que puede llegar a considerar un gasto las erogaciones necesarias para la salud, parte secundaria de su objeto social? 

Dice la nota de Juez:

"En muchos aspectos, la ciudad de Córdoba de hoy parece haber retrocedido en el tiempo y ubicarse nuevamente en la Argentina de la década del 1990, cuando por obra y gracia de las loas gubernamentales al más abyecto neoliberalismo del que se tenga memoria, el patrimonio y las propiedades de los millones de ciudadanos que forman parte de la Nación fueron entregados a unos pocos intereses de empresarios privados.
Ahora, a la entrega de Crese a dos empresas amigas del poder municipal, al incipiente intento de privatización de Tamse, a la concesión para la desobstrucción del sistema cloacal de la ciudad, al mantenimiento particular de las escuelas municipales, al emprendimiento privado para la construcción de bicisendas y al colmo de ceder las áreas de Cultura y de Turismo a particulares para evitar todo tipo de controles, por nombrar sólo algunos ejemplos, se suma la intención del intendente de la ciudad de Córdoba, Ramón Mestre, de revisar el destino del ex predio del Batallón 141, en una muestra más de que los intereses por los negocios de los amigos son más importantes que el bienestar del conjunto de los ciudadanos.
El repetido argumento mestrista de “ordenar la ciudad”, por el momento sólo demuestra la capacidad para permitir distintos tipos de negocios. Se impone entonces preguntarse: ¿Y gobernar, para cuándo?
La planificación urbana, en caso de concretarse la posibilidad de que el grupo Eurnekian destruya el único pulmón verde que le queda al centro de Córdoba, pone de manifiesto que en ese sector municipal es donde se produciría una nueva transferencia de riqueza del sector público al sector privado, valorizando cada metro cuadrado de esa tierra, para que resulte apta, con cifras que resultarán sustancialmente elevadas para el fabuloso incremento del patrimonio del inversor.
¿Cuál será el rédito comprobable que tendrá la ciudad? Ninguno.
Una nueva entrega. Con la misma premisa que utilizó para ceder lo ya dado, Mestre prepara el guión de la nueva entrega. Pretende hacernos creer que, modificando la ordenanza que prohíbe construcciones inmobiliarias en ese sector, la Municipalidad obtendrá recursos que permitirán realizar obras de importancia que, de otra manera, serían imposible de concretar.
La obtención de esos recursos habitualmente fue lograda por lo que se conoce como “concertación público-privada”, un instrumento tan bastardeado por la gestión de Daniel Giacomino que despierta más sospechas de negociado que de utilidad.
Sin la decisión política de cumplir y hacer cumplir democráticamente las normas urbanísticas, es decir a todos por igual, no hay ni habrá planificación urbana que valga.
Giacomino tuvo como objetivo generar grandes negocios de especulación inmobiliaria habilitando edificaciones “de excepción”, sin tener en cuenta el impacto que tenían sobre el tránsito, la infraestructura y los servicios. Mestre, con una irresponsabilidad que asusta, parece seguir y aún intensificar esos pasos.
La falta de legalidad actual para que ella se concrete, los pocos beneficios a obtener por parte de la ciudad y los muchos de los inversores, la falta de valorización de los sectores aledaños al emprendimiento, la sobreestimación de los aportes que deben realizar los privados y la falta de estimación sobre las modificaciones al estilo de vida de los vecinos demuestran la carencia de un plan técnico-político de la actual administración municipal, que permita encarar con confianza semejante desafío.
O los vecinos o los empresarios. Administrar la Municipalidad no es castigar a los cordobeses con subas groseras de impuestos impagables a cambio de nada.
No es incrementar el boleto en casi un 30 por ciento, si se tiene en cuenta que los ciudadanos de mayores ingresos rara vez subirán a un colectivo para llegar a sus ocupaciones o a sus escuelas. No es discutir si debemos convertirnos en una suerte de delatores profesionales, para sacarles fotos a quienes conviven diariamente con nosotros.
Administrar impone establecer prioridades y elegir sobre la base de un plan predeterminado que, está claro, por el momento no existe.
En esta hora, es necesario que el intendente Mestre defina si privilegia el desarrollo urbano o el negocio de la construcción.
De ser aprobada la propuesta de cambio de uso del suelo por parte del Concejo Deliberante, donde el intendente cuenta con la mayoría necesaria para hacerlo, los terrenos del ex predio del Batallón 141 se convertirán en un emblema que demostrará que la salud y el bienestar de los vecinos no están dentro de la política de desarrollo urbano y ambientalismo, que requiere de una necesaria relación entre metros cuadrados de espacio verde y cantidad de habitantes.
No se trata de impedir o sólo criticar, sino de exigir una discusión responsable sobre el tema, para establecer una razonable proporción entre aquellos que quieren invertir y el bienestar de los vecinos.
Ese debate debe darse en el lugar de representación natural de los cordobeses, el Concejo Deliberante, donde existen proyectos presentados por el Frente Cívico y también por otras fuerzas políticas, en pos de tratar de lograr el mejor resultado.
Atenerse sólo al capricho y las conveniencias personales sería, por lo menos, una insensatez.
Privilegiar el negocio de unos pocos en detrimento de la conveniencia de la mayoría, lo único que conseguirá es afianzar una ciudad con su ambiente degradado, sus cloacas colapsadas y servicios al límite de su capacidad de prestación."

 Luis Juez
*Concejal del Frente Cívico en la ciudad de Córdoba


-Si desea enviar esta nota a otra persona, haga click sobre el icono con la letra M que se
  encuentra a la izquierda de la barra de opciones, ubicada justo debajo de estas líneas.
-Salvo indicación en contrario, la producción de las ilustraciones es del autor.
-Permitida la reproducción de esta columna indicando la fuente.