“¿Por qué motivo Sociedad del Estado Casa de Moneda no realiza el trabajo de imprimir billetes, elemento esencial de su objeto societario?”
“¿Existió una recomendación de Sociedad del Estado Casa de Moneda al Banco Central de la Republica Argentina para la contratación de Compañía de Valores Sudamericana S.A. (ex Ciccone Calcográfica S.A)?”
“¿Se completó alguna licitación o compulsa de precios antes de contratar a Compañía de Valores Sudamericana S.A. (ex. Ciccone Calcografica S.A.)?”
Estas y otras preguntas formuladas por diputados nacionales a principios del mes de marzo, están en el Expediente Nº 0 221-D-2012 iniciado por los legisladores para solicitar a la Sociedad del Estado Casa de la Moneda un completo informe sobre la contratación que habría realizado con la Empresa Compañía de Valores Sudamericana S.A. para imprimir billetes argentinos de curso legal y que le permitiera despejar las muchas dudas existentes. Los firmantes del proyecto, al igual que la mayoría de los argentinos, no conocían hasta hace muy poco tiempo la cantidad de hechos vinculados con esa contratación ni el aura equívoca que rodea a varios de los actores involucrados en el complejo desarrollo de una trama aún inconclusa. El desacostumbrado y veloz trámite de destitución de Martín Redrado y su reemplazo por Mercedes Marcó del Pont en la presidencia del Banco Central; el empecinamiento para que los billetes continuasen emitiéndose sin modificar sus actuales valores, en contra de la opinión generalizada que señala como necesario poner en circulación billetes de 200 y 500 pesos; los proyectos para emitir billetes de mayor denominación presentados por el Senador Reutemann o por el del diputado Prat Gay -ex presidente del Bco Central – en 2011 o los de otros legisladores como Pablo Verani, Federico Pinedo o Gerardo Milman en el 2010, que de haber prosperado alguno el desmadre nunca hubiera alcanzado a la Casa de la Moneda.
Pero Amado Boudou, entonces ministro de Economía había designado a la presidenta de esa Sociedad del Estado, Katya Daura, ex gerenta de prestaciones de la ANSES, en febrero del 2011 en plena crisis de los billetes, y era de toda su confianza. De toda confianza del entonces ministro de Economía era el titular de la AFIP, Ricardo Echegaray, marplatense y amigo de Boudou desde la época en que ambos eran dirigentes de la UPAU (Ucede) en la Universidad Nacional de Mar del Plata, Echegaray se interesó personalmente en la quiebra de Ciccone Calcografica SA y se entrevistó con el Juez de la causa, ese episodio –y el significativo párrafo que el juez insertó en la resolución al adjetivar como “llamativa” el comportamiento de la AFIP en esa causa judicial recién han salido a la superficie ahora.
Los diputados que solicitaron se pidiera informes expresaron en los considerandos que “El caso de la contratación de la Firma Compañía de Valores Sudamericana S.A. ( ex Ciccone Calcografica S.A.) para la impresión de billetes , ha empañado la operatoria del Banco Central de la Republica Argentina, llegando, en apariencia, a provocar la renuncia de quien fuera su Gerente General, Benigno Vélez.” Vélez es amigo de Amado Boudou desde su época de estudiante y fue quien lo llevó en 1998 a la ANSES. Estos hechos eran poco o nada conocidos en el inicio del 2011, cuando se firmó el convenio para imprimir en Brasil billetes argentinos entre Katya Daura y Luiz Felipe Denucci Martins, titular de la Casa da Moneda do Brasil. Tampoco se sabía que éste último sería exonerado de su cargo por la presidenta Dilma Rousseff, por severas sospechas de corrupción.
Un año atrás esta columna calificó como “un desatino” encargar la emisión de trece mil millones de pesos al estado brasileño, opinando que por ser una expresión de soberanía su confección no debía ponerse en manos de un estado extranjero. (“La Moneda, Una Forma de Soberanía”, 15/1/11). Los hechos que ahora se están conociendo exceden aquella calificación, tanto que su gravedad y su número han motivado que hoy el vicepresidente de la Nación Amado Boudou esté siendo investigado por el juez federal Daniel Rafecas y el fiscal Carlos Rívolo, por una presunta actuación irregular cuando ejerció el cargo de ministro de Economía.
Pero el gobierno continua empecinado en lo que ahora merecería adjetivarse como capricho: no emitir billetes de mayor valor y elegir para su impresión a la empresa sospechada de corrupta. El pasado jueves 29 de marzo el directorio del Banco Central resolvió contratar –no la menciona de manera directa sino elípticamente- a la Compañía de Valores Sudamericana (CVS), la continuadora de Ciccone, la impresión de una parte de 1.200 millones de billetes de 5, 50 y 100 pesos. Un conclusión más grave sería considerar que no se trata de un simple capricho, sino de la férrea determinación de seguir avante con la ejecución de un plan complejo, puesto en marcha hace ya tiempo.
Armando J. Frezze
-Esta columna con otro título y algo más breve fue publicada en el diario El Tribuno de Salta el jueves 5/4/12
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