lunes, 20 de mayo de 2013

LA JUSTICIA INDEPENDIENTE ES UN DERECHO DEL CIUDADANO



Publicado en diario El Tribuno, 
Salta, lunes 22 de abril de 2913

Néstor Kirchner en 2003 ganó con sólo el 22% de los votos, obligado a construir poder para legitimarse, lo hizo desde el primer día pero sin arrasar las instituciones.
               
                Su esposa cambió ese estilo cuando le sucedió en el gobierno. En 2010 hizo un elogio público a la desobediencia de un gobernador a un fallo de la Corte Suprema. Se iniciaba así otra manera de hacer política, en la que imperó ideología, una suerte de religión secular de la cual Cristina Kirchner es la única intérprete, formulando reglas que sus funcionarios traducen.

                Inició el progresivo destrato a los otros poderes del estado, a órganos de control como la Auditoría General de la Nación, a las provincias indóciles, sometió a su voluntad  a organismos técnicos independientes como el INDEC y el Banco Central.
 
                Esmeriló la Procuración del Tesoro de la Nación, prestigiosa institución de 150 años de  vida: en el 2010 tuvo tres titulares sucesivos. Por su parte, la Procuración General de la Nación vio renunciar a un indignado titular, que estuvo a un paso de reemplazado por alguien de tan notoria incompetencia que senadores kirchneristas se negaron a otorgarle acuerdo a ese candidato presidencial.

                Al Consejo de la Magistratura de la Nación el Gobierno le hizo perder el poco prestigio que tenía. Ahora, con su proyecto de ley, está haciendo todo lo posible  para que no lo consiga jamás.

                Mirando en perspectiva puede pensarse que la Presidenta, de buena gana habría clausurado el Congreso para una mejor administración  del país, según su óptica.  Le estaba prohibido hacerlo pero igual lo convirtió en un Parlamento de mayoría automática.

                Degradó también a la Jefatura de Gabinete de la Nación, creada por la reforma constitucional de 1994. Sus titulares incumplieron repetidamente su obligación de concurrir al menos una vez por mes, alternativamente a cada una de sus cámaras, para informarles de la marcha del gobierno. Ambas cámaras se lo permitieron y la Presidenta no lo reprochó.

                La Jefa de Estado ha probado acabadamente en los hechos que carece de todo respeto por las instituciones del Estado y por los otros poderes, aunque sus palabras digan otra cosa. Y que su voluntad reemplaza a instituciones y leyes.

                En ese andar el único problema ha sido la justicia. O mejor dicho la cabeza del Poder Judicial, porque magistrados afines el gobierno los tiene; es la Corte la que, impermeable a los  deseos presidenciales, la irrita con su unánime independencia. También la irrita que la supere en prestigio.

                El Alto Tribunal logró revertir la imagen de la justicia argentina, en el 2005  sólo el 29,2 por ciento de los argentinos tenía una imagen positiva de la justicia en términos de imparcialidad, eficiencia y honestidad. Hoy la Corte Suprema acredita niveles de confianza y transparencia que superan al Parlamento Nacional y al Ejecutivo.

                Quebrar su independencia es el arcano motivo del paquete legislativo enviado a la escribanía parlamentaria,  so pretexto de democratizar la justicia. Más pronto que tarde hay que lograr someterla porque la monocracia no tolera ni límites ni conciencias libres.

UNA REVOLUCIÓN PACÍFICA



Publicado en el Suplemento del Dia Del Trabajo
diario El Tribuno, Salta,
1º de Mayo de 2013






 

            Eva Perón publicó en vida sólo un libro, su autobiografía política, abarcativa de cinco años de lucha,  que simultáneamente fueron años clave en la historia contemporánea de los trabajadores argentinos.
            El libro es “La razón de mi vida” que contiene un capítulo titulado “Los grandes días” y lo dedica a hacer reflexiones sobre el 1º de Mayo, pero también sobre el 17 de Octubre y el 27 de noviembre. A las dos primeras fechas las llama “nuestras dos fiestas mayores”, pero la última curiosamente no fue en ese momento objeto de grandes celebraciones, ni siquiera era no laborable. Cuenta que sólo era un grupo de trabajadores que se reunía frente al edificio de la Secretaría de Trabajo y Previsión y nada más, para recordar sencillamente al 27 de noviembre de 1943.
            ¿Porqué esa fecha integraba la trilogía de los grandes días para los trabajadores?
            Los motivos los describe la autora: “Aunque no es una fiesta nacional… tiene un significado extraordinario: aquel día Perón convirtió el viejo e inútil Departamento Nacional del Trabajo en la Secretaría de Trabajo y Previsión. Ya he dicho en estos apuntes que aquél día empezó realmente la Revolución.”
            Una revolución pacífica, esa era la idea que sugiere. Aunque en algunos otros capítulos Evita reconoce  que en ocasiones le embarga la indignación, el enojo, la ira,  que “Por  eso grito muchas veces hasta quedar afónica, cuando en mis discursos se me escapa la indignación que llevo”,  explica que el sentimiento que la guía es el amor y no el odio, porque que es su derecho, dice, preferir a los trabajadores que a sus patrones. “Dicen que por eso soy una resentida social. Y tienen razón mis críticos, soy una resentida, pero el resentimiento no es lo que ellos creen . ...  mi resentimiento social  no me viene de ningún odio sino del amor por mi pueblo”.
            No promueve el odio, en ningún pasaje de la obra lo hace. Por el contrario  dice que “hasta 1943 se vivía una doctrina y una técnica de lucha...” pero que  “Perón les enseño que había otra técnica” explicando que la lucha entre capital y trabajo debía convertirse en cooperación y que “era necesario poner en práctica los olvidados principios del cristianismo”. El Capítulo “Nochebuena y Navidad”, escrito en la navidad de 1950, es indicativo del valor que le asigna a la paz social. Más adelante explicará la necesidad de una revolución en paz, basada en el amor y no en el odio diciendo “El Cristianismo no ha fracasado, son los hombres los que han fallado … Nunca el mundo fue justo… El Cristianismo será verdad cuando reine el amor entre los hombres y los pueblos…”. El amor al prójimo con justicia social sería su propuesta.
            Esos sentimientos explican el rango que le otorgaba Evita  al 27 de Noviembre de 1943, efeméride hoy ya inexistente.    

QUE GANO Y QUE PERDIO LA GENTE CON LA REFORMA JUDICIAL



 Publicado en diario El Tribuno,
Salta, el Dgo. 28 de abril de 2013

DESENREDANDO LA MADEJA


EN MEDIO DE DENUNCIAS, ESCANDALOS Y CONATOS DE VIOLENCIA SE IMPUSO LA
LLAMADA “DEMOCRATIZACION DE LA JUSTICIA”

LOS PROYECTOS EN DANZA SON SEIS, NO TODOS DE IGUAL IMPORTANCIA PERO SI DE FUERTE PESO EN LA VIDA DIARIA

               

Un diluvio de información está cayendo sobre la ciudadanía y la ahoga. La gente sabe que algo importante sucede con la justicia argentina  pero la información, por su gran cantidad, desinforma. Parece una madeja imposible de desenredar. El ciudadano tal vez intuya algunas preguntas aunque no tenga respuestas. ¿Es democrático el Poder Judicial?,  ¿estos proyectos benefician a la gente? ¿Serán más rápidos los juicios? Sabe de la importancia del tema porque conoce que puso en la calle a  más de un millón de personas días atrás y también las llevó a una inusual vigilia frente al Congreso.
                Los proyectos en danza son seis y no todos de igual importancia. El que limita la posibilidad del ciudadano para pedir medidas cautelares contra el Estado Nacional, no beneficia a la gente, porque aumenta su desigualdad frente a aquél. Tampoco beneficia el proyecto que politiza aún más al Consejo de la Magistratura, que lo hará menos imparcial y más lento.
                La creación de otra etapa más para los juicios, las nuevas Cámaras de Casación, resulta contraria a una mayor celeridad judicial. Los tres restantes proyectos –ingreso igualitario a la planta administrativa y publicidad de declaraciones juradas y de  fallos- no se relacionan ni  con la independencia del Poder Judicial ni con mayor celeridad de la justicia ni otorga beneficio alguno a los litigantes.
  
CONSEJOS DE LA MAGISTRATURA

                Muchas provincias tienen Consejos de la Magistratura, la Nación también tiene el suyo. No todos son iguales ni tampoco, como equivocadamente se cree, elijen jueces.
                Los Consejos se limitan a examinar los candidatos que se presentan, a calificarlos y a confeccionar una terna. Es el Poder Ejecutivo el que elige al candidato, pero aun así esa elección no significa nombramiento, el que sólo llega cuando el Senado otorga el acuerdo al elegido por el Ejecutivo.
                Sólo son iguales en esa función de selección de candidatos. En lo demás pueden ser diferentes. El Consejo de la Magistratura de Salta, por ejemplo, tiene sólo 9 miembros, 3 por diputados, 3 por jueces y ministerio público y 3 por los abogados. El de la Nación en cambio tiene 13 miembros, que serán aumentados si se sanciona la ley que tiene alborotado al país. Actualmente los legisladores suman 6 titulares, los representantes de los abogados son sólo dos.  El Consejo salteño no tiene representantes ni del Poder Ejecutivo ni del Senado y elige candidatos tanto para el Poder Judicial como para el Ministerio Público. El Consejo de la Magistratura nacional tiene representantes de Diputados, de Senadores y también del Poder Ejecutivo y sólo elije candidatos a jueces.  No le compete elegir fiscales ni defensores.
                 Otra diferencia: el órgano salteño no tiene facultades para remover jueces por mala conducta. En la Nación en cambio, esta tarea de juzgar a los jueces también es competencia del Consejo de la Magistratura.
                El proyecto politizará aún más a éste órgano porque dispone que para las periódicas elecciones para renovar miembros, las listas de jueces y de abogados que compitan deberán estar incluidas en las de los partidos políticos que se presentarán a elecciones generales. El procedimiento es algo más complejo, pero lo dicho da una idea de la politización que invadirá a la justicia desde el mismo día en que se inicien las campañas electorales, sin beneficio ni para la gente ni para el funcionamiento judicial.

MEDIDAS CAUTELARES

                Distintas leyes especiales otorgan al Estado Nacional ventajas procesales en los juicios que le inician los particulares, además de su inmenso patrimonio y su enorme equipo de abogados. Eso atenta contra el principio de igualdad ante la ley. El proyecto en danza aumentará esas ventajas impidiendo a los particulares oponer al estado medidas cautelares que, preventivamente y hasta que un juicio resuelva, actualmente suspenden el acto supuestamente dañino para el particular, por ejemplo un jubilado. Este punto de la reforma carece de consenso social porque va claramente contra el interés de la ciudadanía.

NUEVAS CÁMARAS DE CASACIÓN

                La justicia nacional desarrolla su procedimiento en tres tramos o niveles: los juzgados, las cámaras de apelaciones y la Suprema Corte. No todos los juicios necesitan recorrer los tres tramos, pero cuando el Estado es una de las parte, podrá ser necesario. El proyecto, al crear cámaras de casación inserta un nuevo tramo que sumará mas demora al proceso. Esta modificación va en contra de un justicia más rápida, por el contrario hará a la justicia más lenta. Con el agravante que una de esas nuevas cámaras tendrá competencia contenciosa administrativa, que intervendrá cuando el particular litigue contra el Estado Nacional como poder público, perjudican solo en relación al régimen actual. Si a ello se añade la eliminación de medidas cautelares, se deduce que ningún beneficio tiene el proyecto para la gente.
                La gente, la sociedad en general, será perjudicada, sus derechos estarán menos garantizados si se sancionan los dos proyectos más cuestionados: Consejo de la Magistratura y restricción a las medidas cautelares. Habrá un avance del Gobierno nacional sobre el Poder Judicial de tal envergadura que de hecho, habrá sido investido con la suma del poder público.


               

SIN POLÍTICAS JUDICIALES Y CON UNA LEGISLACIÓN ESPASMÓDICA



Version ampliada de la columna publicada en diario
El Tribuno con el título "¿Esto Acelerará los Fallos
 a Favor de los Jubilados?"  el 10 de abril de 2013



          
            Los proyectos de ley  anunciados anteayer por la presidenta Cristina Kirchner son media docena y ninguno de ellos transita por andariveles distintos ni se ocupa de temas que no hayan sido examinados en los Congresos, Jornadas, Seminarios y Mesas Redondas que en los últimos veinte años trataron la reforma judicial argentina. El primer proyecto enviado es una simple modificación a la ley de procedimientos, para limitar las medidas cautelares contra el Estado, una fijación presidencial.
El segundo es nueva modificación al Consejo de la Magistratura que exhibe ,porque no la esconde, una finalidad política al ampliar el número de miembros y modificar el sistema de elección de los mismos, sin advertirse cuál será el beneficio real para la administración de justicia. Por otra parte, como ya lo advirtieron juristas, políticos y analistas políticos, el punto resulta inconstitucional. La Presidenta lo sabe y se curó en sano durante su discurso: “Algunos decían que esta era la excusa para querer reformar la Constitución. No, el Consejo de la Magistratura se puede reformar en el marco del 114 vigente” dijo. Hizo una breve defensa jurídica, anunció que no era necesario reformar la Constitución y se vio forzada a invocar la memoria, y el nombre, de Raúl Alfonsín para cerrar airosa ese pasaje cargado de dudas.
            El tercero, creación de tres nuevas cámaras de Casación en los fueros Contencioso Administrativo, en Civil y Comercial y Penal Económico,  repite la vieja solución, no siempre eficaz, de combatir los problemas ampliando el número de tribunales y de magistrados. Nada nuevo, o en todo caso  lo novedoso es que el sistema judicial nacional, hoy con tres instancias o niveles, en el futuro tendrá cuatro. ¿Se agilizará así la velocidad de los expedientes?
            El ingreso igualitario a la planta administrativa del Poder Judicial es buen proyecto, aunque tampoco es novedoso; ya regía en Salta en los años setenta, permitiendo el ingreso de quienes obtuvieran el mejor puntaje en el concurso anual, aunque hoy está en desuso. El carácter público y el libre acceso a las declaraciones juradas de funcionarios públicos tampoco aporta ninguna novedad. Finalmente, el último proyecto, que establece publicar en la Web todas las decisiones de la Corte Suprema es un camino ya iniciado por el Alto Tribunal cuando  instaló en la Web el Centro de Información Judicial y su agencia de noticias  hace unos años.
            Más democratizante hubiera sido que Cristina Kirchner ordenara a la Procuradora del Tesoro, Dra. Angelina Abbona, que instruya a los abogados del Estado para que no apelen los fallos que favorecen a los jubilados. También podría haber enviado un proyecto que modificara los privilegios procesales que  amparan al Estado, generalmente mal pagador,  cuando se lo demanda. Una  medida revolucionaria hubiese sido requerirle a la Procuradora General de la Nación, Dra. Alejandra Gils Carbó, que obligue a los fiscales penales a priorizar toda investigación en causas abiertas contra funcionarios del Estado acusados de corrupción, malversación de fondos o enriquecimiento ilícito. Por último, aunque no menos importante, hubiese sido que decretara que el Jefe de Gabinete realizara las necesarias  reasignaciones presupuestarias que permitieran cumplir con todo lo anterior. Y si la ley 26.124 se lo impidiera, enviar entonces al Congreso el proyecto de modificación. Pero parece que los principios democratizantes siguen siendo los dos de siempre: “más de lo mismo” y “vamos por todo”.