Estos tachos llenados con piedras ocasionaron la muerte del conductor |
-o-o-o-
Una vez más la realidad superó la ficción. Porque resulta impensable que en pleno Siglo 21 funcionarios públicos y empresarios viales ignoraran la ley y permitieran una señalización vial más propia de la primera mitad del siglo pasado que del actual.
Impensable porque Salta tiene un alto índice de alfabetización y posee numerosos medios de comunicación –radios, diarios, semanarios, canales de televisión por cable en toda las localidad de cierta importancia- elementos que le permiten a los ciudadanos conocer lo que ocurre aquí y en el mundo. Entre esas informaciones está la relacionada con la seguridad vial y la normativa que la rige. Tiene su propia Ley de Educación de Seguridad Vial a lo que se suma los cursos que continuamente se dictan en los municipios sobre el tema, la acción informativa que realiza la Agencia Nacional de Seguridad Vial, los foros de intendentes, reuniones del Consejo de Seguridad Vial, congresos, jornadas y otro sinfín de actividades enderezadas al mismo propósito. Por esos medios la comunidad conoce –como también los funcionarios y los empresarios del rubro de construcción vial- que la seguridad vial requiere de una buena señalización y se resiente cuando no la hay. ¿Cuál es la mala señalización? Para el caso de lugares de circulación restringida por motivo de reparaciones o construcciones, son las señalizaciones que no eliminan ni atenúan el peligro de accidente. Esto no es nuevo, son palabras usadas en el Decreto de Necesidad y Urgencia Nº 692 dictado durante la presidencia Menen hace 19 años, después de la terrible Semana Santa del año 1992, durante la cual muriendo casi medio centenar de personas por fatalidades viales.
En la Ciudad de Salta dos años antes la Ordenanza Nº 5843 ya había establecido, casi con idénticas palabras que aquél decreto, las correctas maneras en el modo de señalizar y la Ordenanza 6546 adhirió al decreto en 1992. Poco más tarde el nuevo Código de Transito Municipal (Ordenanza 9987) sancionó una normativa igual, pero añadiendo al texto, de un modo explícito, que estaba prohibido “la instalación de elementos extraños en la calzada y que por sus características atenten contra la seguridad del usuario de la vía pública”.
Frente a todo este escenario normativo y administrativo resulta inverosímil que al día de hoy, algunas de las varias partes involucradas y con responsabilidad en seguridad vial, hayan causado en General Ballivian la muerte de un conductor al colocar como elemento de señalización un tacho de doscientos litros relleno con piedras, el cual al ser embestido causó la fatalidad. Ese aborrecible suceso hubiese sido totalmente evitable si los órganos de control hubiesen actuado con diligencia, obligando a quien colocó la monstruosa señal a reemplazarla por otra que cumpliera con las normas de la ley Nacional de Tránsito cuyo decreto reglamentario Nº 779/95 legisló el Sistema de Señalización Uniforme, que para las construcciones viales regula señalizadores como vallas, conos, dispositivos luminosos, tambores, etc. pero advirtiendo que tales elementos deben poseer características que minimicen los riesgos ante eventuales colisiones y ser fabricados en materiales que permitan soportar el impacto sin que dañen a los vehículos.
No es la primera vez que las omisiones administrativas –las que corresponde a los otros actores que pueden integrar un accidente vial, actores generalmente no controlados por la autoridad- producen muertes en la Provincia por demarcación insuficiente o contraria a la ley. En Salta Capital, donde circula el mayor porcentaje de automotres de la provincia, la demarcación peligrosa con escombros y trozos de pavimento es pan de cada día. Las roturas de los automotores que los embisten también.
Este blog ya ha señalado en otras oportunidades el desprecio que tienen las empresas y las autoridades por cumplir con la normativa de seguridad vial en lo atinente a utilizar el Sistema de Señalamiento Uniforme -que el la norma que rige- reemplazándolo por un manchancho que autoriza, en materia de señalización, a que la regla sea un criminal “vale todo”. Vease las entradas que publicamos: el viernes 4 de marzo de 2011 titulada “Si hay diligencia no habrá accidentes evitables” y el miércoles 9 de marzo “Accidentes Evitables”, entre otras.
En el caso que hoy se comenta, el lugar del hecho –ruta nacional- y la norma incumplida hacen sean tan responsables la empresa que colocó el obstáculo mortal como los organismos de jurisdicción nacional con facultades de control sobre las rutas. La Agencia Nacional de Seguridad Vial, creada por ley en abril del 2008 a iniciativa de la presidencia de la Nación y que debe coordinar el conjunto de acciones y actores con el fin de reducir en un 50% la mortalidad por siniestros viales en un plazo de cinco años, no ha alcanzado el objetivo según la evolución de las estadísticas en estos tres años. En todo caso, a juzgar por lo que sucede en las rutas argentinas, la Agencia, a pesar de su cuantioso presupuesto, parece haber perdido el rumbo.
Armando J. Frezze
-Si desea enviar esta nota a otra persona, haga click sobre el icono con la letra M que se
encuentra a la izquierda de la barra de opciones, ubicada justo debajo de estas líneas.
-Las ilustraciones pertenecen a el diario El Tribuno, Salta