miércoles, 10 de agosto de 2011

LA CRISPACION NACIONAL, LAS PRIMARIAS DEL 14 DE AGOSTO Y EL ACUERDO DE SAN NICOLÁS


La Casa del Acuerdo en la numismática
 
Era el año  1852; no existían en el país telégrafos, ni ferrocarriles, ni caminos. Lo  más grave era que no había constitución a la vista, dificultándose la unidad nacional. Derrotado Rosas en Caseros, triunfante Urquiza ¿qué  se presentaba por delante? Temores en la Confederación,  desconfianza en las provincias y algunos odios remanentes en los habitantes, cuestiones que sólo podían superarse con la concreción de un proyecto consensuado de nación, una unidad nacida del disenso plural. Pero tampoco existía ni la semilla de ese proyecto.
Fue en esos tiempos difíciles que en una sencilla y austera casa de un pueblo bonaerense, San Nicolás de los Arroyos, vivienda tan austera como lo fue la Casa de Tucumán, se reunieron con el fin de iniciar ese proyecto que permitiera concretar la unión de toda la Nación, diez gobernadores de la Confederación Argentina de perfiles disímiles. En esa época, cuando ir de Salta a Bs. Aires ocupaba una semana entera viajando rápido, los gobernadores se apersonaron en San Nicolás y acordaron, sin odios ni egoísmos, un proyecto de país, conocido como el Acuerdo de San Nicolás. Urquiza ejerció la representación de Entre Ríos y también de la provincia de  Catamarca. El 31 de mayo de 1852 fue solemnemente firmado; ausentes Córdoba, Jujuy y Salta, lo ratificaron, sin embargo,  inmediatamente de conocido.
Hoy, a un siglo y medio de aquel histórico Acuerdo de los Gobernadores -nunca fue un pacto- adquiere una dimensión èpica. Si  Caseros representó una victoria militar importante la unificar el país, el Acuerdo de San Nicolás fue, en cambio, un acuerdo institucional. Por ambos caminos se intentó la unión nacional, pero los gobernadores en 1852 eligieron la vía del consenso y de la conciliación pese a las diferencias que mantenían. Vicente Lopez y Planes gobernador de la Pcia. de Bs. Aires se presentó en San Nicolás sin permiso de la legislatura y lo mismo firmó el acuerdo. Pero la provincia de Buenos Aires no comprendió esa importancia histórica y pretendió retener la tutela política y la hegemonía económica que venía ejerciendo sobre las provincias y la legislatura rechazó el Acuerdo. Demoró casi una década Buenos Aires en entender el sentido de la unidad nacional, tiempo durante el cual Paraná tuvo que ser Capital de la República. En el Acuerdo de San Nicolás el destino de la Nación quedó finalmente consensuado y ha sido responsabilidad de cada generación mantener su  vigencia. Esa responsabilidad continua también hoy de manera plena. Su evocación intenta servir de norte para lograr corregir la crispación nacional generalizada que disuelve y degenera, como una enfermedad, la unidad nacional que tanto dolor ha costado conseguir durante estos doscientos años de vida institucional republicana.
 Armando J. Frezze
 
 
La Casa del Acuerdo en la actualidad