miércoles, 24 de agosto de 2011

EL OMBUDSMAN DEL TURISTA




En el Portal de noticias Iruya.com el pasado lunes 22 de agosto se informaba acerca de un proyecto presentado por el diputado José Luis Gambetta, en el cual se propone la creación de un Ombudsman del Turista.
La nota decía que la finalidad del proyecto legislativo apunta a la creación de una defensoría que diera "respuesta inmediata a turistas que vean lesionados sus derechos por el accionar de personas físicas o jurídicas durante su estadía en la provincia de Salta". Esa Defensoría del Pueblo sectorial tendría como misión la de "asistir, asesorar y auxiliar al turista víctima de algún incumplimiento contractual, falencias en servicios, dando aviso a la autoridad competente, facilitándole los medios necesarios para dar solución a los conflictos de distinta índole que surjan durante su visita a la provincia de Salta brindar atención y orientación frente a consultas de turistas, nacionales o extranjeros, relativas a sus derechos como tales; procurando mantener, la continuidad en el desarrollo de las actividades previstas en su cronograma de viaje, articular mecanismos de coordinación y complementación con organismos públicos de la Provincia, encargados de la ejecución de políticas de Turismo".
Según la información periodística el proyecto legislativo afirma en sus fundamentos que se debe “tener en cuenta al turismo como una política de estado",  pero al expresarlo de esa manera parece confundir el objeto de una política –para el caso el turismo- con la política misma. Y dado que eventualmente ésta tendrá, junto al estado provincial, la participación de otros actores no estatales -empresarios, ONG, asociaciones civiles como el Automovil Club u otras, cámaras de hotelería de Salta y otras provincias, de turismo, de agencias de viajes,  y muchos más) no parece correcto categorizarla como política de estado sino como política pública, ya que la primera no admite otro actor que el estado y la segunda admite la participación de la sociedad civil en cualquiera de sus manifestaciones.


Como la norma que se ha proyectado resulta de importancia desde todo punto de vita,  desde aquí deseo aportar algunas reflexiones que sobre el tema expresé en un libro publicado en el año 2000 y cuya síntesis, en lo esencial, se publicó en el diario El Tribuno del sábado 5 de octubre del 2002. Decía entonces:
“¿Qué puede hacer un turista extranjero en Salta, si le roban su documentación o no consigue un medicamento que le es imprescindible? ¿Qué puede hacer un turista argentino que en la provincia es víctimas  de un grave accidente de tránsito? Estos, y otros incontables contratiempos  son potenciales perjuicios que puede sufrir el  turista en Salta, convirtiéndose así en  víctimas  indefensas en un medio ajeno, sin  amigos o conocidos que puedan  ayudarle, desconociendo incluso  algunas veces el  idioma. Por ello parece útil un Ombudsman del Turista, como canal  informal pero también institucional,  para receptar denuncias, quejas y promover la ayuda a aquellos turistas atrapados en contingencias mortificantes, sin haber tenido culpa. Su intervención   orientaría, ayudaría a  solucionar problemas burocráticos, intervendría en las más variadas hipótesis, que exceden en número a las enunciadas, además de ser para los foráneos  el nexo natural con su  consulado. La reclamación telefónica a  las oficinas del Ombudsman es el medio práctico, eficiente  y apto para superar  esos problemas, dado lo informal de la actividad de este tipo de funcionario. Por otra parte nada obsta designar Ombudsman al titular de esa Defensoría del Turista, porque el vocablo, aunque extranjero en origen,  define con precisión un significado hoy universal, al igual que el uso globalizó y castellanizó aquella palabra inglesa  “tourist”,   aplicable a quienes viajan por placer. Hoy todo extranjero, cualquiera sea su idioma, conoce la función protectora que ejercita quien ostenta el título de Ombudsman. Una línea telefónica gratuita abierta las 24 horas siete días a la semana  y media docena de personas ,incluido el titular, para dar respuesta inmediata y atención solidaria a los problemas de quien padecen una  situación  de desamparo, es todo lo que se necesita para ofrecer un servicio que, por su naturaleza, seguramente figurará en las todas las guías mundiales de “tourism”, como un punto más a favor de Salta, la Linda”.

Cabe señalar que en la Ciudad de Buenos Aires la Defensora del Pueblo de la CABA cubre el área del turista activamente y que en la Ciudad de México funciona desde el año pasado.  Seguramente hay muchos otros lugares donde también existen, pero no es el caso por ahora de hacer esta nota más extensa sobre este tema.

Armando J. Frezze

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sábado, 13 de agosto de 2011

Los jueces son los mejores investigadores


 Publicado en El Tribuno de Salta
Miercoles 10 de agosto 2011

La resolución del asesinato de las jóvenes Cassandre Bouvier y Houria Mounmi, víctimas de una banda de abusadores y criminales, es una nota de esperanza dentro de un hecho sombrío en la historia de Salta. La investigación, a cargo del juez Martín Pérez y de los peritos policiales, permitió localizar a los asesinos luego de detectar el celular robado a las víctimas, porque siguieron los pasos que debían seguir.
La buena instrucción
Se ha afirmado muchas veces que las leyes no son mágicas, ni siquiera cuando regulan la administración de justicia; no hay magia en las normas; en todo caso, una modificación de la realidad si los habitantes -jueces incluidos- las cumplen cabalmente.
Hoy está en la agenda reformar el Código Procesal Penal para otorgar mayor injerencia en las investigaciones a los fiscales. No es una buena solución.
Las soluciones pasan lejos de las reformas procesales tradicionales y acercan a una nueva visión administrativa y presupuestaria. Este desgraciado episodio, la muerte violenta de dos jóvenes extranjeras, ha demostrado que la gestión judicial penal en Salta es eficiente y eficaz y que no hacen falta nuevas leyes ni cambiar el modelo existente. Bajo la dirección del Juez de Instrucción, y con los medios tecnológicos del Poder Judicial y de la Policía de la Provincia, un doble homicidio fue esclarecido en un corto tiempo. Quedó demostrado ante la comunidad de la provincia y ante los ojos del país y del mundo que el Poder Judicial de Salta hace bien su trabajo, que la estructura judicial actual permite resolver casos complejos con rapidez y eficacia, incluso pese a haberse iniciado la investigación con datos distorsionados, provistos, so pretexto de ayudar a la investigación, por alguien que después resultó ser uno de los implicados. En todo caso pareciera que sólo hace falta considerar más presupuesto para el funcionamiento del sistema de Justicia.
En este caso, un centenar policías fueron colocados a la orden del Juez, y el trabajo llegó a buen puerto. Se deduce de ello que los cambios necesarios no son tantos ni tan urgentes. La felicitación personal que el Presidente de Francia hizo llegar públicamente por esa labor, así parece confirmarlo.
La racionalidad de la ley
Las leyes no son mágicas. Al contrario, existen leyes que estando vigentes son de escasa o nula eficacia.
Un ejemplo son las normas que hace casi ocho años crearon la investigación de los delitos leves en el ámbito del ministerio público. La finalidad era lograr una mayor celeridad en esas causas pero los resultados hoy no son los esperados. Otro ejemplo es el Código Contravencional de la Provincia; sancionado hace más de diez años continúa vigente pero carece totalmente de eficacia al no existir ni los juzgados ni los jueces contravencionales; su única concreción fue edilicia, el Centro de Contraventores inaugurado en el 2008 en la Ciudad Judicial, que sólo ha servido para alojar presos federales, motivo por el cual en agosto del 2010 el Gobierno provincial hizo pública su preocupación. Mucho más vieja en el tiempo es la ley de creación de la Policía Judicial, tiene veintisiete años de vigencia pero el presupuesto de ningún año le otorgó jamás partidas para su concreción y puesta en marcha. Si curioso resulta tan largo olvido de una norma vigente -es la Ley Nº 6264 del 12 de septiembre de 1984-, más llamativo resulta que en estos tiempos se la recuerde aisladamente sólo para censurarla.
La Justicia eficaz
Debe reconocerse que, pese a estos ejemplos, la administración de justicia en Salta es razonablemente eficaz y sus estándares pueden compararse sin mengua con los de otras provincias o del Poder Judicial de la Nación.
Claro que todo es perfectible, pero si se quisiese mejorar la Justicia salteña hoy, no es en las leyes sino en la filosofía de cómo utilizar los medios existentes, donde habría que comenzar la búsqueda de posibles soluciones. Un primer ejemplo sería la supresión de la feria judicial, cuestión que desde hace tiempo y con razones de peso sostiene una corriente de opinión encabezada por el jurisconsulto Jorge Vanossi; esa corriente define al Poder Judicial como un servicio esencial para la comunidad y que, por lo tanto, no debe paralizarse en ningún momento. En 1990, siendo diputado nacional, presentó un proyecto en tal sentido y en 1997 publicó un trabajo en el cual explicaba que “si bien debe reconocerse que la feria judicial es una institución de antigua data, no menos cierto es que los motivos que la fundamentaban han variado a través del tiempo”, concluyendo que si el Estado moderno reivindica para sí la administración de justicia, esa función debe cumplirse de modo permanente y continuo y que los motivos que hoy justificarían la feria judicial deben alcanzarse mediante otros medios que no perjudiquen la continuidad. Concretamente el Dr. Vanossi había redactado un proyecto basado en turnos judiciales, en reemplazo de la feria tradicional.
Rafael Bielsa fue otro de los pensadores argentinos que propuso cambios radicales en el modo de enfocar el funcionamiento tradicional de la Justicia, idea que conquistó gran cantidad de adeptos. Sintéticamente, buscaba lograr esos cambios - que hasta el presente se intentó sólo a través de leyes de reformas procesales y de enfoques parciales- con la nueva noción de las Oficinas Judiciales, lugares que con nuevas reglas laborales, son también un marco nuevo y distinto para desarrollar la tarea jurisdiccional, nuevas y distintas también las normas y marcos administrativos y un nuevo régimen laboral para empleados y funcionarios. Hay casos complejos que requieren la intervención de un juzgado tradicional, y casos sencillos que pueden abordarse por unidades judiciales distintas, de simple estructura. Implica todo ello una reformulación de la política judicial, una diferente utilización de los recursos humanos, administrativos, tecnológicos y presupuestarios, tal como se los conoce hoy y desde hace más de un sigloy medio.
En Salta convendría considerar ese principio: no realizar reformas judiciales, sin necesidad ni con urgencia.



Armando J. Frezze

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miércoles, 10 de agosto de 2011

Un Cóndor en el Mar






Un Cóndor en el Mar

La Ida

-Sabías de la mar, que las olas tenían alas,
elevándose hacia el cielo, cual si fueran tus montañas.
Estas en guerra te dijeron, ¡Las Malvinas a sangre y fuego!,
y como arma te dieron, un gris pucará de hierro.
Y lo trepaste Ramoncito, tantas veces lo habrás hecho
“empircado” parecía, pero de grandes cañones de acero-
Ya la emoción te embarga, trabajas día y noche con denuedo,
recordando a tus pagos, navegando en tus sueños

La vuelta

Te despierta un gran estruendo, ¡tu fuerte se quiebra entero!...
las sirenas del gran buque, te anticipan el encuentro.
Y presentas batalla, en la breve situación
a mandinga cobarde, submarino en la ocasión.
“Dos flechas” arteras, de un enemigo sin razón,
se clavan funestas, en tu gentil corazón.
Ya tus ojos… miran al sol, un cóndor errante viene hacia vos,
de tu tierra lo manda a buscarte…”Tata Dios”.

Epílogo heroico

Así te hiciste eterno, con “El Belgrano” de bastión,
defendiste a tu Argentina, y a Angastaco con pasión.
La Virgen del Valle, en su dulce bondad,
santifica tu vigilia, en aquella inmensidad.
La guerra te hizo hombre, angastaqueño de honor.
¡¡Ramón Gutiérrez ejemplo, de fiel entrega y valor!!

                  
                                                                   Leo Giménez 


Este trabajo es en honor a los caídos en la  Guerra de Malvinas  y un especial homenaje a la memoria de Ramón Gutiérrez, que entregó su vida luchando a bordo del crucero  A.R.A Gral. Belgrano.  Considero importante señalar que Ramón era nativo de los Valles Calchaquíes y tenía la cosmovisión propia del lugar donde había nacido: por eso apelo en este poema a las metáforas y regionalismos ancestralmente usadas en los valles. El "gris pucará  de hierro" es el buque de guerra (el Belgrano) el cual, unánimente pintado de gris parece para él, un pucará, la atalaya defensiva nativa del norte argentino, "Mandinga" es verlo al mismo diablo, transmutado en submarino; el "empircado", el regionalismo empleado para explicar la forma de armar las paredes en su tierra, las "dos flechas" son los torpedos que impactaron en el buque; y también la imagen del cóndor, que como sabemos sólo lo encontramos en alta montaña, pero con la gracia de "TATA DIOS"  llega hasta el lejano océano a buscar a Ramón.El respeto a su memoria impera en este trabajo, enalteciendo su sacrificio y el de todos los que dieron su vida en esa lucha, y trasmite el amor que le tenemos, todos los argentinos, a nuestra añorada tierra austral.
 L. G.

LA CRISPACION NACIONAL, LAS PRIMARIAS DEL 14 DE AGOSTO Y EL ACUERDO DE SAN NICOLÁS


La Casa del Acuerdo en la numismática
 
Era el año  1852; no existían en el país telégrafos, ni ferrocarriles, ni caminos. Lo  más grave era que no había constitución a la vista, dificultándose la unidad nacional. Derrotado Rosas en Caseros, triunfante Urquiza ¿qué  se presentaba por delante? Temores en la Confederación,  desconfianza en las provincias y algunos odios remanentes en los habitantes, cuestiones que sólo podían superarse con la concreción de un proyecto consensuado de nación, una unidad nacida del disenso plural. Pero tampoco existía ni la semilla de ese proyecto.
Fue en esos tiempos difíciles que en una sencilla y austera casa de un pueblo bonaerense, San Nicolás de los Arroyos, vivienda tan austera como lo fue la Casa de Tucumán, se reunieron con el fin de iniciar ese proyecto que permitiera concretar la unión de toda la Nación, diez gobernadores de la Confederación Argentina de perfiles disímiles. En esa época, cuando ir de Salta a Bs. Aires ocupaba una semana entera viajando rápido, los gobernadores se apersonaron en San Nicolás y acordaron, sin odios ni egoísmos, un proyecto de país, conocido como el Acuerdo de San Nicolás. Urquiza ejerció la representación de Entre Ríos y también de la provincia de  Catamarca. El 31 de mayo de 1852 fue solemnemente firmado; ausentes Córdoba, Jujuy y Salta, lo ratificaron, sin embargo,  inmediatamente de conocido.
Hoy, a un siglo y medio de aquel histórico Acuerdo de los Gobernadores -nunca fue un pacto- adquiere una dimensión èpica. Si  Caseros representó una victoria militar importante la unificar el país, el Acuerdo de San Nicolás fue, en cambio, un acuerdo institucional. Por ambos caminos se intentó la unión nacional, pero los gobernadores en 1852 eligieron la vía del consenso y de la conciliación pese a las diferencias que mantenían. Vicente Lopez y Planes gobernador de la Pcia. de Bs. Aires se presentó en San Nicolás sin permiso de la legislatura y lo mismo firmó el acuerdo. Pero la provincia de Buenos Aires no comprendió esa importancia histórica y pretendió retener la tutela política y la hegemonía económica que venía ejerciendo sobre las provincias y la legislatura rechazó el Acuerdo. Demoró casi una década Buenos Aires en entender el sentido de la unidad nacional, tiempo durante el cual Paraná tuvo que ser Capital de la República. En el Acuerdo de San Nicolás el destino de la Nación quedó finalmente consensuado y ha sido responsabilidad de cada generación mantener su  vigencia. Esa responsabilidad continua también hoy de manera plena. Su evocación intenta servir de norte para lograr corregir la crispación nacional generalizada que disuelve y degenera, como una enfermedad, la unidad nacional que tanto dolor ha costado conseguir durante estos doscientos años de vida institucional republicana.
 Armando J. Frezze
 
 
La Casa del Acuerdo en la actualidad
 

LA CRISPACION NACIONAL, LAS PRIMARIAS DEL 14 DE AGOSTO Y EL ACUERDO DE SAN NICOLÁS Era el año 1852; no existían en el país telégrafos, ni ferrocarriles, ni caminos. Lo más grave era que no había constitución a la vista, dificultándose la unidad nacional. Derrotado Rosas en Caseros, triunfante Urquiza ¿qué se presentaba por delante? Temores en la Confederación, desconfianza en las provincias y algunos odios remanentes en los habitantes, cuestiones que sólo podían superarse con la concreción de un proyecto consensuado de nación, una unidad nacida del disenso plural. Pero tampoco existía ni la semilla de ese proyecto. Fue en esos tiempos difíciles que en una sencilla y austera casa de un pueblo bonaerense, San Nicolás de los Arroyos, vivienda tan austera como lo fue la Casa de Tucumán, se reunieron con el fin de iniciar ese proyecto que permitiera concretar la unión de toda la Nación, diez gobernadores de la Confederación Argentina de perfiles disímiles. En esa época, cuando ir de Salta a Bs. Aires ocupaba una semana entera viajando rápido, los gobernadores se apersonaron en San Nicolás y acordaron, sin odios ni egoísmos, un proyecto de país, conocido como el Acuerdo de San Nicolás. Urquiza ejerció la representación de Entre Ríos y también de la provincia de Catamarca. El 31 de mayo de 1852 fue solemnemente firmado; ausentes Córdoba, Jujuy y Salta, lo ratificaron, sin embargo, inmediatamente de conocido. Hoy, a un siglo y medio de aquel histórico Acuerdo de los Gobernadores -nunca fue un pacto- adquiere una dimensión èpica. Si Caseros representó una victoria militar importante la unificar el país, el Acuerdo de San Nicolás fue, en cambio, un acuerdo institucional. Por ambos caminos se intentó la unión nacional, pero los gobernadores en 1852 eligieron la vía del consenso y de la conciliación pese a las diferencias que mantenían. Vicente Lopez y Planes gobernador de la Pcia. de Bs. Aires se presentó en San Nicolás sin permiso de la legislatura y lo mismo firmó el acuerdo. Pero la provincia de Buenos Aires no comprendió esa importancia histórica y pretendió retener la tutela política y la hegemonía económica que venía ejerciendo sobre las provincias y la legislatura rechazó el Acuerdo. Demoró casi una década Buenos Aires en entender el sentido de la unidad nacional, tiempo durante el cual Paraná tuvo que ser Capital de la República. En el Acuerdo de San Nicolás el destino de la Nación quedó finalmente consensuado y ha sido responsabilidad de cada generación mantener su vigencia. Esa responsabilidad c

miércoles, 3 de agosto de 2011

MENTES BRILLANTES, SUJETOS DELIRANTES



                        Hay un chiste ya algo gastado que, con variantes, dice más o menos que “el hecho de que yo sea un paranoico médicamente certificado, no garantiza que no me estén persiguiendo realmente”.  El recuerdo de esta burla me vino a la memoria al comenzar a redactar esta nota sobre el ministro de la Corte Suprema de Justicia de la Nación Raúl Zaffaroni y la odisea que padece en estos días por ser propietario de inmuebles.
                        Guiándome por la información académica, el Dr. Zaffaroni es una mente brillante. Pero ello no asegura que existan episodios delirantes en su vida real, algunos transcriptos en protocolos de sentencias judiciales y otros descriptos por las páginas del periodismo nacional.  Episodios que abarcan todas épocas varias.
                        No es el suyo, por cierto,  un caso aislado;  el ex canciller Rafael Bielsa es una mente brillante que en los años setenta imaginó –y no solo lo imaginó sino que lo convirtió en realidad- algo que no existía en lengua castellana y que hoy es el Servicio Argentino de Informática Jurídica (SAIJ) lo cual no le ha privado de vivir momentos delirantes. Su hermano, un genio de la estrategia en el fútbol mundialmente reconocido, porta un cariñoso apodo,  mote que le han puesto los hinchas argentinos y aceptaron los chilenos, y que tiene que ver con costado delirante.
                        El tema recuerda también, entre los genios contemporáneos, a John Forbes Nash, matemático norteamericano esquizofrénico, paranoico y premio Nóbel 1994. Alumno del doctorado en Princeton a fines de los años cuarenta, sus biógrafos cuentan que en esa Universidad –donde enseñaban Einstein y Juanito von Neuman- la mayor parte de los aspirantes al doctorado eran personas “extravagantes”, “portadores de tics sicológicos y físicos” y también de otras peculiaridades.
                        Raúl Zaffaroni es una mente brillante y basta leer sus antecedentes para concordar con este aserto.  Pero existe una proposición no menos verdadera: tiene tics, o como los define la Real Academia, movimientos convulsivos, que se repiten con frecuencia, producido por la contracción involuntaria de uno o varios músculos. Su tic físico es cerrar los dos ojos al mismo tiempo, como si estuviera por recibir un fuerte golpe. Sus tics sicológicos no resultan, obviamente, visibles, pero sus delirios están debidamente comprobados.
                        Hace unos ocho años escribí una nota en el diario El Tribuno acerca de uno de ellos, que había ocurrido en época mucho más anterior todavía. La ilustración que está en el encabezado de la página de hoy da cuenta de ello. Y lo que escribí sobre ese delirio, influenciado tal vez por una entrevista que le hizo la revista Humor hace treinta o más años cuando era Zaffaroni juez de Instrucción, fue lo siguiente:

                “Hace unos años la justicia penal porteña debía juzgar a unos delincuentes que  habían sido detenidos por la policía , cuando conducían un Renault 4 al cual acababan de sustraer. Habían violentando la cerradura y ,haciendo un "puente", lo pusieron en marcha y se lo llevaron; al momento de la detención portaban ganzúas, destornilladores especialmente preparados y  pinzas de punta, todas herramientas para "levantar" autos de forma profesional. En primera instancia, un magistrado garantista, no los condenó por el robo, sino por un delito mucho más leve, el de hurto, aduciendo que no se probó que los procesados habían forzado la cerradura. Apelado el fallo, la Cámara del Crimen, Sala VI, más garantista aún,  dijo que en realidad ni siquiera había hurto, que no probada la violencia, por estar en la calle "el Renault 4 era, o aparentaba ser, una cosa perdida por su dueño" de modo que sólo merecían pena por apropiarse de una cosa perdida, delito ínfimo penado únicamente con multa. En el año 1988 la Corte Suprema de Justicia de la Nación revocó esa sentencia, con especial rigor y términos durísimos; la calificó de "enormidad jurídica" y anuló lo resuelto por los camaristas. Dijo la Corte que "a persona alguna -y menos a los jueces- se les puede ocurrir que un automotor de modelo reciente, en buen estado, estacionado en la vía pública sea una cosa perdida para su dueño", agregando que "la sentencia se dictó gracias a una grosera contradicción con la lógica más elemental y el sentido común", calificando la sentencia de la Cámara de "irrazonable", "absurda", e "inadmisible a la luz de los más elementales principios del Derecho Penal".  Uno de los tres camaristas que había firmado ese extraño fallo era el Dr. Eugenio Zaffaroni, hoy candidato a la Corte Suprema y mentor del actual Código de Contravenciones de la Provincia de Salta, código al cual se le pueden aplicar, con suficientes fundamentos, las mismas valoraciones y adjetivos que los usados en 1988  en el fallo de la Corte Suprema”.

                        Esta nota de opinión fue publicada por el diario El Tribuno el sábado 5 de julio del 2003. Para entonces el Código Contravencional Salteño, sobre el que influenció Zaffaroni, tenía dos años de promulgado pero no había entrado en vigencia. Hoy ha pasado más de una década y sigue sin que se haya creado juzgado Contravencional alguno. Lo real es que en ciertos aspectos resulta un código delirante. Un ejemplo: si una vecina de San Antonio de los Cobres arroja basura en la vía pública, transgrede el art. 89 que pena el acto con arresto o multa y el 144 manda que se presente al juez dentro del tercer día. Pero tanta premura desemboca en una cruel realidad: el juez trabaja en su juzgado, que está ... en la ciudad de Salta. Ni que hablar de los múltiples viajes que deben hacer los sumariantes de la Policía, carentes de vehículos, desde Cobres a Salta y regreso, hasta terminar la causa iniciada por arrojar basura a la calle. ¿Delirante?  No, progresismo garantista en estado puro.

Armando J. Frezze

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