sábado, 21 de enero de 2012

DESACONSEJABLE PLAYA SUBTERRANEA



                “La plaza 9 de Julio y su entorno son una hermosa combinación de paisaje y arquitectura; al adoquinado de calle Mitre y el recupero y puesta en valor de los edificios, se suma ahora la acertada disposición municipal que suprime el estacionamiento alrededor de la plaza, aplicando conceptos hoy vigentes en las principales ciudades del mundo: desalentar el ingreso de automotores al microcentro como parte de una solución al congestionamiento vehicular”. Esta columna reflexionaba de esta manera  se publicaron en al inicio del año 2004, subrayando la buena senda encarada por la comuna capitalina. Porque ya es un principio general aceptado en todo el mundo que los problemas de saturación vehicular existentes en las ciudades, en especial las turísticas, no se solucionan sino que se agravan cada vez que se promueve y facilita el ingreso de un mayor número de vehículos al microcentro,  que supere un caudal no congestivo .
            Pocos años antes, en el estudio que realizó el Centro de Estudios de Transporte de la Universidad de Córdoba (CETRAN) para la comuna salteña, el informe final sobre este tema fue contundente: uno de los cuatro “Objetivos Generales” de la política a desarrollar disponía “Priorizar el desarrollo del transporte masivo de pasajeros desalentando la utilización del automóvil particular”. Salta ha logrado desarrollar un excelente servicio automotor de transporte público de pasajeros, superador no sólo respecto de otras provincias sino, en su momento, al de Capital Federal, que seguía utilizando boleteras con monedas.
            Por eso sorprendió que el año pasado los medios periodísticos reiniciaran comentarios acerca de la construcción de una playa de estacionamiento subterránea a ubicarse en la Plaza 9 de Julio según unos medios, o en Plaza Belgrano según otros. En ambos casos no se trataba de soluciones viales sino de retrocesos conceptuales, porque el estacionamiento, como el hombre, es él y sus circunstancias. No todas las soluciones se aplican a todas las circunstancias de tiempo, de lugar y de modo.
            Si los principios que guían la buena organización  del tránsito citadino en el macro y micro centro se oponen a la construcción de playas municipales de esa naturales, dado el impacto negativo de los resultados congestivos, la opinión de los geólogos y expertos en suelo también contraría ese tipo de solución.  En la última década la comunidad a través de los medios conoció trabajos del Dr. en Geología Ricardo Alonso como también del Dr. en Ciencias Naturales Juan Jorge Royo, coincidentes en señalar los problemas hidrogeológicos  del subsuelo de la ciudad, con sus pequeños y numerosos ríos subterráneos, con la pérdida de resistencia de las arcillas subyacentes que producen, entre otros efectos, un deterioro natural de los pavimentos.  Problemas similares fueron expresados a la prensa por el entonces presidente de  la empresa Norobras Ing. Isola, con motivo de los hundimientos que se presentaron en su momento, durante la pavimentación que cubrió la sexta colectora en la Ciudad de Salta, que hicieron necesarias reparaciones de importancia.
Estas advertencias hoy han adquirido una mucha mayor envergadura con el desplazamiento del subsuelo que causó serios daños estructurales en la Terminal de Omnibus de la Ciudad de Salta el pasado fin de semana afectando la estructura de ocho dársenas.

            La gravedad del problema ha hecho que la Municipalidad de Salta informara el pasado martes 17 de enero que requerirá colaboración a los profesionales en Geología de la Universidad de Salta e ingenieros del Gobierno provincial. El tema no es menor.
            Según la no muy extensa información existente el hundimiento de las dársenas produjo la necesaria, aunque parcial, inhabilitación de los servicios, que obligó al cierre de la plataforma de ingreso. Aunque no se conocen aún las causas motivadoras del hecho, éste existió y es de cierta magnitud: lo prueba el cráter de 3 metros de profundidad y  20 de diámetro que produjo el derrumbe,  que habría sido motivado por una simple filtración de agua de lluvia, filtración que se habría llevado paulatinamente el suelo compactado existente entre el canal y la superficie pavimentada.
            Si a la contradicción de los principios viales más modernos que recomiendan restringir, en lugar de facilitar, el ingreso de automotores a las áreas de congestión de los centros urbanos se suma la insoslayable advertencia que ha producido el subsuelo de la Ciudad de Salta, resulta razonable que la Playa de Estacionamiento Subterránea proyectada para el microcentro sea una idea  que se elimine de la agenda, los indicadores muestran que lo que se avizora es más un futuro problema que una buena solución.


Armando J. Frezze

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