sábado, 24 de mayo de 2014

CIUDAD DE SALTA, DOS DECADAS PERDIDAS




En el año 1999 publiqué en el semanario Nueva Propuesta una extensa columna titulada “Salta Capital y su división en tres municipios”.  Los pasajes más relevantes de ese trabajo eran los datos concretos: en la década  1988-98 había aumentado su población en casi 110.000 habitantes, se agregaron 35.000 automotores a los casi cien mil que ya circulaban y se seguía utilizando las mismas avenidas existentes en 1970. La escasa inversión  municipal habían sumido en el caos y en el aislamiento a más de un centenar de barrios de la Capital salteña.

            Analizaba también un hecho particular: la ciudad de Salta resultaba en la realidad tres grandes áreas poblacionales casi aisladas entre sí. Así,  Salta Sur, con 189.000 habitantes, Salta Norte con 80.000 y Salta Centro con 210.000, con límites geográficos precisos para cada área. Hoy tales límites han sido desdibujados por el crecimiento desordenado y desmedido, pero no altera el fondo de la cuestión.

             Califique en la columna esa realidad como “injusta” al no cumplir con los mandatos de la Constitución Provincial para con la calidad de vida de los salteños.

La conclusión –insólita hace 16 años- fue que el Municipio de la Ciudad de Salta debería empezar a reflexionar acerca de su división si se deseaba brindar a los vecinos una excelencia  en atención y servicio.

             Cité como un ejemplo de actualidad al  Municipio de Hurlingham, de 180 mil habitantes, que en esos años había sido desdoblado del  superpoblado municipio de Morón (Provincia de Buenos Aires) para mejorar la atención al vecino.


            También cité los lugares donde se dictaban en esa época cursos de  postgrados sobre desarrollo y administración de ciudades. Se señaló especialmente el caso de la Universidad Harvard que decidió elevar a nivel académico el impartir conocimientos sobre gerenciamiento de ciudades. ¿La razón? En 40 años los municipios crecieron en EEUU de 16.807 a 19.279,  un promedio de cinco municipios nuevos todos los meses.
Su Escuela de Gobierno “John F. Kennedy” desarrolla un plan de estudios que capacita para la confrontación de las realidades políticas con las de gestión. Y Hurlingham fue motivo de estudio, por ser un caso piloto que interesaba para evaluar los conflictos que presentan las metas  políticas con las metas de la eficiencia. El profeso Howard Husock fue enviado para ello, y el caso quedó convertido en un tema de estudio para los alumnos, futuros administradores de la gestión  pública en EE.UU.  Husock afirmaba que el municipio ideal esta en el rango de 50 mil a  200 mil habitantes. Estos conglomerados  ofrecen a los vecinos una relación de cercanía con el gobierno municipal, una mejor interpretación de la demanda vecinal y un mejor poder de decisión  de la autoridad municipal porque le resulta más fácil entender lo que está pasando.

La Ciudad de Salta estaba en la época que publiqué la columna, muy por encima del máximo de habitantes considerado óptimo, superaba en un 125% esa cifra. Hoy el área metropolitana de la Capital tiene 620 mil habitantes, casi seis veces el máximo de lo considerado óptimo.

Y señale que su inusual conformación  era un agravante. Es una ciudad muy alargada en el eje Norte Sur (l8 kms)  y muy corta de Este a Oeste. De hecho el crecimiento hacia el Este es casi imposible. Resultado: tres grupos o áreas urbanas diferenciadas, sin unidad estructural, consecuencia de un “crecimiento desordenado, caótico, de la falta  total de  planes y programas que trascendieran a las administraciones”. Era 1999.

            Señale que conforme todos los indicadores el siglo 21 sería el Siglo de las Ciudades y recordé la nunca aplicada ley 6828, que anticipó que la provincia ingresaría al Siglo 2 con cuatro graves y serios  problemas: la necesidad de reconvertir su sistema productivo,  la de lograr una transformación educativa,  la de ampliar la atención de la salud y la de terminar con el crecimiento anárquico de la capital. “Si la ciudad sigue creciendo de la manera que lo ha hecho hasta ahora, la vida se convertirá en una experiencia penosa para sus habitantes: no habrá servicios para todos, ni espacios verdes,  estarán degradados los recursos naturales y Salta estará convertida en un sistema urbano miserable.
                                       
            Los siete artículos se ocupa de todos los temas de importancia tomando como base el número de vecinos que habrá en el año 2026. Hace proyecciones sobre el impacto ambiental y de recursos naturales  que causará el crecimiento demográfico, y la incidencia de ese crecimiento sobre áreas como salud, vivienda, educación y   servicios públicos. Analiza el costo de ese impacto, sumas que deberán ser cotejadas con el producto bruto provincial y con las futuras inversiones y gastos que realizarán en materia de salud y educación y dispone previsiones sobre los servicios que serán necesarios en el futuro para la población estimada, como también los espacios verdes y las fuentes laborales que se requerirán. La ley dispone que los estudios y el Plan Regulador deberán ser formulados por  Universidades establecidas en la región del NOA, debiendo los objetivos estar concretados en metas y vías de acción para alcanzarlos. El resultado deberá ser  aprobado por la legislatura provincial, pero además -esto es novedoso-  después de aprobado deberá ser sometido a referéndum popular, conforme lo dispuesto por el articulo 59 de la Constitución Provincial,  “de tal suerte que dicho plan regulador solo puede ser derogado por otro referéndum popular”.  Un forma que es digna de alabanza, para lograr una política pública seria y estable.
           
            A esas reflexiones, añadía que para un óptimo funcionamiento de ese feedback entre el gobierno, la burocracia especializada y la ciudadanía se requería la división del actual municipio de la Ciudad de Salta en tres municipios distintos: Salta Sur, Salta Norte y Salta Centro.                                                                                                                                                                                                                                                    
          Un año despues, también en el semanario Nueva Propuesta, publiqué la columna titulada “Salta Metropolitana”, donde insistía con el diagnóstico pero lo hacía con un enfoque diferente, agregando todos los elementos geográficos y sociales que constituyen el área metropolitana Salta, hoy llamada también el Gran Salta, que exorbitan a los limites políticos de la ciudad Capital. Propuse cambiar conceptualmente  el significado de Salta Capital, significante que no podía seguir atado al Siglo 20 y los anteriores.

            Citaba ejemplos: en 1960 vivía en la Capital menos del 30% de la población de la provincia,  en 1991 el porcentaje había trepado al 44%, según mostró el censo de ese año.  Se estaban cumpliendo los pronósticos de Naciones Unidas: el Siglo 21 sería el Siglo de las ciudades y para el 2000 el 50% de los seis mil millones de habitantes del planeta estarían viviendo en ciudades. Salta no fue la excepción.
            Señalaba también que la población no era todo el problema.  Era el año 2000 y la columna señalaba una obviedad pero que no tenía soluciones a la vista: todos los días llegaban a sus respectivos trabajos en la Capital, habitantes de municipios vecinos, como Vaqueros, de San Lorenzo, de Cerrillos, Campo Quijano, La Merced o Güemes. Todos los días desplazamientos de vehículos particulares o de transporte, pasando a cada momento de una jurisdicción a otras. Más habitantes también producía el aumento de desechos y basura. Más demanda en salud y educación. La lista es muy larga.

            La columna intentó entonces hacer visible otro problema cotidiano del habitante. El fenómeno estaba produciendo una continua yuxtaposición de jurisdicciones comunales que producían fricciones si no se acertaba con las soluciones adecuadas. Existían jurisdicciones político-jurídicas distintas pero con potestades similares para regular funciones administrativas, urbanísticas, viales, de control, etc. en áreas como Santa Ana- Cerrillos, Grand Bourg-San Lorenzo,  Vaqueros- Cdad. del Milagro. El transporte público en el Valle de Lerma fue un ejemplo patente y patético. Los municipios nunca pudieron, supieron o quisieron consensuar soluciones. El gobernador  tuvo que intervenir y la solución dura hasta la fecha.

            El Gran Salta excedía la capacidad de gestión de los municipios y la Provincia debía hacerse cargo de obras que en ocasiones eran de su jurisdicción y en ocasiones eran municipales. Fuero las obrar para dotar al tramo Salta-Güemes de una autopista de dos vías  y cuatro carriles, de la que se después se iba a desprender el Acceso Norte, para derivar parte del transito urbano hacia directamente a la ruta.  También los  necesarios distribuidores de tránsito, cruces barriales y cruces sobre y bajo nivel, la necesidad de una nueva rotonda en Limache y la ampliación de muchas avenidas (por la  Tavella. circulan 20.000 vehículos por día). Muchas de las soluciones estaban en marcha o ya se habían hecho conocer públicamente los proyectos.

            La columna insistía también, hace 14 años, que eran necesarias  reformas en el estacionamiento en el centro de la Capital.  El desalentar el ingreso de automotores al centro, aumentando el valor de los estacionamientos  apuntaba en la dirección correcta, este hecho a su vez demandaba un eficiente y moderno sistema de transporte público. En 2005, con SAETA,  comenzó a concretarse este reclamo.

            En el 2000 el diagnóstico era:  el crecimiento caótico y la desmesurada densidad demográfica  han deteriorado la calidad de vida, considerando que la superficie de la Cdad. de Salta constituye apenas el  0,18 del total de la superficie total de la provincia,  y que en tan reducido espacio  vive la mitad de la población de Salta, es decir  uno de cada dos habitantes.

            Ya que el diagnostico no ha cambiado mucho quiero terminar repitiendo los concepcos del final de la nota: “No quiere decir que los problemas no tengan solución;  lo que sí está señalando con claridad es realidad es que las soluciones a los mismos deberán responder a propuestas, diseños y ejecuciones diferentes a las conocidas y utilizadas hasta el presente, porque las soluciones que fueron buenas en el pasado,  ya no lo son tanto al estar  sobrepasadas por  la realidad”.
           

            Las nuevas propuestas, los futuros diseños, las soluciones a imaginar y sus modos de ejecutarlas , no podrán  ya formular apelando al tradicional modelo de Salta la Linda, sino que la matriz la debe generar la realidad, representada hoy  por el imponente conglomerado socio-económico que es la Zona Metropolitana  de Salta.

  Las fechas de las publicaciones son 1 de abril de 1999 y 9 de junio del 2000, semanario Nueva Propuesta,  (nuevapropuestasemanario@ yahoo.com.ar) 

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