El “4º Encuentro Nacional de Plateros” de este año se realizó del 26 al 28 de Noviembre y reunió piezas de cuarenta orfebres de todo el país. Se hizo en homenaje a Dámaso Arce, quien fuera el creador de lo que hoy en la platería argentina es dado en llamar la escuela de Olavarría, o estilo olavarriense, definido entre otras características como “el que no deja espacios vacios” (la superficie de las piezas siempre muestra un abigarrado conjunto de dibujos cincelados) corriente artística que podría considerarse lo opuesto a la escuela de San Antonio de Areco, más antigua y que es de líneas más sobrias y neoclasicistas, acompañando ambas a la llamada platería entrerriana, más antigua aún, que se caracteriza por sus expresiones barrocas de influencia portuguesa, que ingresó seguramente desde el Brasil imperial del Siglo 19.
Mi amigo el platero Horacio Bertero me invitó a que los acompañara a él y a su hijo Lisandro, que también exponía, al encuentro que tuvo lugar en la ciudad de Olavarría. Desde su apertura circulaban por la muestra plateros del calibre de Armando Ferreira (Director de la Escuela Municipal de Orfebrería de Olavarría), Emilia Patarca (lo recordaba en un documental sobre su taller que emitió Canal “a” en el programa El Reves del Arte) o Juan Carlos Pallarols –estos dos últimos presentes desde 1994 en los encuentros realizados en Salta- junto a jóvenes artistas que comienzan a destacarse tanto por sus diseños como por la maestría de su factura, como Lautaro Colacelli, Pablo Ferreira, Mauro Sabattini o Claudio Varela.
La circunstancia de que las piezas se expusieran en el “Museo Municipal de Artes Plásticas Dámaso Arce” obligaba a que algunas de las obras de Arce acompañaran las de la muestra; entre ellas sobresalía, y no sólo por su altura, esa imponente escultura (no puedo darle otra definición) cincelada en chapa de plata de 1 milímetro de espesor, que él tituló “El Árbol de la Evolución”, con sus dos metros y tanto de alto (está sobre una base de cobre, la parte realizada en plata mide 1,90 mt).Tambien se exponían mates entre los cuales estaba uno, realizado cerca de 1930 (Arce murió en 1942) que tenía cincelados los rostros de Güemes, Lavalle y Urquiza.
En el segundo día hubo una Mesa Redonda que estaba programada para que los expositores expresaran sus inquietudes y experiencias, discutieran propuestas, elaboraran conclusiones, además del reencuentro que se producía para los que habían viajado desde otras lejanas localidades, a la que asistí dado que, si bien en la mesa redonda participan los plateros invitados, estaba también abierta al público en general, invitado a presenciar los debates y exposiciones pero sin intervenir, pero esa puerta franca a los legos no es poco, habida cuenta de lo que se aprende.
El tema de la exposición de Horacio Bertero fue seguido con atención ya que expuso sobre su experiencia en el trabajo de restauración histórica, explicando lo que significó participar como parte del equipo encargado de los trabajos de restauración del Cristo del Milagro en la Catedral de Salta; como la tarea de restauración no es un tema usual o común para debatir en el campo de la platería, el punto suscitó especial interés y condujo a la formulación de varias conclusiones concretas, que oportunamente la Escuela Municipal de Platería publicará más adelante.
Vale la pena recordar que en Salta se realizaron también cuatro encuentros nacionales de plateros, siendo el primero el acontecido en 1994 (en Olavarría el primero tuvo lugar en 1992) de modo que, en realidad, la suma de ambas series de eventos dan ocho encuentros en dieciocho años -uno cada dos años y cuatro meses como promedio- frecuencia que indica el grado de interés que motorizan estas reuniones de los mejores creadores en el arte de la platería argentina, fundamentalmente de la religiosa hispanoamericana, de la colonial y de la criolla. Es de esperar que en Salta se renueve el interés gubernamental en promocionar estos encuentros de plateros, que van mucho más allá de un aporte cultural sobre el tema. Este acontecido en la Cdad. de Olavarría ha tenido un fuerte apoyo por parte de la Municipalidad de esa ciudad.
Olavarría es una ciudad grande pero que destila tranquilidad, con una arquitectura urbana de muy buen gusto, cualquiera sea el año o época de la construcción de sus edificios, y con calles increíblemente anchas (no creo exagerar si digo que son el doble que las de Salta Capital). Su vocación por arbolar veredas corre pareja con el respeto al peatón por parte de los automovilistas, que es una constante en cada esquina. La “Escuela Municipal de Orfebrería y Artesanías Tradicionales”, fundada en 1978 y cuyo director es el alma mater de esta muestra, es una institución de excelencia reconocida. Ahora la ciudad trabaja con empeño para lograr ser declarada Capital de la Platería Argentina. Por muchos motivos creo que merecen el éxito en esta empresa.
Armando J. Frezze
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